s/TJ:
La mismísima expresión "primera resurrección" que se emplea
en (Ap 20;6), muestra que ésta será seguida por otra. La que sigue es la
resurrección a la vida en la Tierra paradisíaca, tanto de personas
"justas" como de "injustas" (Hb 11;35). ("Usted
puede vivir...", pág 173)
El último libro de la Biblia, por medio de
símbolos adecuados, nos da un cuadro de la resurrección terrestre... Esta
visión que inspira esperanza nos capacita a determinar quienes
participarán en la resurrección terrestre.
La visión, como la ve el apóstol cristiano
Juan, se describe en (Ap 20;11-15) con estas palabras: "Y vi un gran trono
blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y
el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y ví a los muertos, los grandes
y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió
otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo
con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los
muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que
había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte
y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda:
el lago de fuego. Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro
de la vida fue arrojado al lago de fuego" (Ap 20;11-15) (Ap 21;8) ("La
Atalaya" de 15.6.65, pág 360)
"Y vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado en él" (Ap 20;11-15)
El "gran trono blanco"
es el trono de Jehová Dios mismo, el "Juez de
todos" (Hb 12;23)
Cuando Dios se sienta para juzgar a los que
viven entonces y a los muertos, la antigua tierra simbólica con la "bestia
salvaje" y el "falso profeta" que la dominaron bajo el control
de Satanás estarán en el "lago de fuego y azufre", del cual no hay retorno.
El Diablo y sus demonios invisibles también habrán sido quitados del
camino, a saber, echados en el abismo.
Jesucristo es el nombrado para
efectuar el juicio según los juicios de su Padre, Jehová Dios (Hech 17;31)
(Hech 10;42) (Rm 14;9-12).
Incluidos en este trabajo
de juicio están los reyes y sacerdotes asociados
que participan en la primera resurrección, porque el poder de juzgar como
asociados de Jesucristo se da a los 144.000 (Ap 20;4-6)
"Y vi a los muertos, los grandes y los
pequeños, de pie delante del trono... Y el mar entregó los muertos que había en
él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en
ellos..."
Observe... que el escritor, el apóstol
cristiano Juan, no dice que los resucitados son buenos o malos. No dice: 'Vi a
los muertos, los buenos y los malos', sino dice: "Vi a los muertos, los
grandes y los pequeños". En otras palabras, gente de toda posición social.
Pero sean grandes o pequeños, todos fueron incluidos en un juicio delante del
trono del Juez de toda la creación, el Dios Altísimo y Todopoderoso."Los
grandes y los pequeños"... todos están de pie delante del trono, en un
solo lugar, en la Tierra. Algunos eran famosos durante su vida en la Tierra
(los grandes), otros han sido insignificantes (los pequeños), pero
no habrá parcialidad en el juicio ("La Atalaya" de 1.7.65,
pág 393)
Análisis:
Es curioso que los TJ, al exponer en
("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360), el pasaje general
para afrontar la consideración del tema de la resurrección, transcriben
todo el pasaje de (Ap 20;11-15). En cambio, en ("La Atalaya" de
1.7.65, pág 393), en la que van a precisar quienes son los resucitados, indican
la misma referencia (Ap 20;11-15), pero al transcribir
el pasaje "se olvidan" el último versículo, precisamente el que dice:
"... Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue
arrojado al lago de fuego" (Ap 20;15) (Ap 21;27) (Ap 13;8).
Este versículo nos está diciendo
claramente que entre los resucitados hay quienes no están escritos en el
"Libro de la vida" y que por eso son arrojados al lago de fuego, ¿y
quienes son esos sino los inicuos, los malos?. Por lo tanto, al menos para que
quede constancia a esta temprana hora del análisis, si Juan no dice
textualmente que 'Vi a los muertos, los buenos y los malos', lo que sí queda
claro es que entre los que el ve, 'grandes y pequeños', hay buenos y
malos.
RESURRECCIÓN DE JUSTOS
Y DE INJUSTOS, DE BUENOS Y MALOS Y DE
VIVOS Y MUERTOS A QUIENES SE RETENGA EN MEMORIA
s/TJ:
Se incluyen a todos los que están en el
Hades, que es el sepulcro común de la humanidad muerta en la
tierra, así como los que quizás hayan muerto en el mar y por eso no hayan
sido enterrados en la Tierra y cuyos cuerpos posiblemente hayan sido devorados
por los peces del mar. Todos estos muertos son recordados, como si estuviesen
en tumbas conmemorativas de las cuales saldrán cuando Cristo los
llame (Jn 5;22-29)
Juan nos enseña en
(Ap 7;9) (Ap 14;17) que habrá
una "grande muchedumbre" de número no especificado
de todas las naciones que, al adoptar una posición justa
ahora, sobrevivirá a la destrucción de este sistema de cosas.
Habiendo desaparecido la iniquidad y dominando la tierra el
gobierno justo de Cristo, éstos estarán presentes para dar la bienvenida
a los resucitados ya que habrá un día de juicio
para los muertos. ("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360)
La "grande muchedumbre" de
número no especificado que ha sobrevivido a la destrucción de este viejo
sistema de cosas estará allí para darle la bienvenida a
los resucitados, pero todos, incluyendo a esta
"grande muchedumbre", tendrán que estar de pie
delante del trono de juicio. ¿Por qué? Porque
ninguno de ellos es perfecto todavía. La "grande
muchedumbre" ha estado siguiendo los principios de
Jehová a fin de rehacer su mente y personalidad. Los
resucitados no experimentarán una resurrección del
cuerpo humano anterior, porque Dios
da a los resucitados a la Tierra un cuerpo carnal
que esté en armonía con su propósito, pero es la personalidad
lo que se resucita, el alma... uno mismo. Ahora
bien, sabemos que las personalidades que tenemos
son imperfectas, porque hemos heredado la muerte de
nuestro primer padre humano, el pecaminoso Adán, de modo que
todos hemos nacido pecaminosos (Rm 5;12). Aun los de la
"grande muchedumbre", sino recibieran ayuda y no fueran
librados de esta condenación a la muerte, todos morirían con el
tiempo y necesitarían ser enterrados.
Desde este punto de vista,
los que están delante del trono todavía estarán en la
muerte o bajo el dominio de la muerte heredada de Adán
pecaminoso, y necesitarán ser sacados de esta
condición.
¿Cómo se librarán de
esta condición mortífera? Mediante el trabajo sacerdotal del
gran Rey, Jesucristo. y de los 144.000 subsacerdotes. (Sl 110;1-4)
(Hb 5;5-10) (Hb 6;20 a 7;17) (Ap 20;6) (Lv 16;15) (Hb 13;11-12)
Ahora hay millares de millones de
muertos que aguardan la "resurrección en el último día" , de la cual
habló Marta (Jn 11;24)
"...Viene la
hora en que todos los que están
en las tumbas conmemorativas oirán su voz (la de
Jesús) y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una
"resurrección de vida" , los que practicaron cosas viles
a una "resurrección de juicio"...así como oigo
,juzgo : y el juicio que yo dicto es justo porque no busco mi
propia voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Jn 5; 28-30)
(Hech 24;15-21) Esto requiere que haya una resurrección
de todos los muertos, buenos y malos, a quienes se
retenga en memoria para ser resucitados. (Atalaya del 1.6.65 , pág 335)
Análisis:
¿Pero no nos han
dicho los TJ que "Juan no dice
que los resucitados son buenos y malos", sino "grandes y
pequeños"?, ¿Dónde, pues, están los malos que según vemos también
resucitan y que forzosamente deben encontrarse ante el trono blanco
de Dios que va a juzgarlos?. Es lógico que entre
los "grandes" habrá buenos y malos, y entre
los "pequeños" también habrá buenos y malos.
s/TJ:
La Biblia
explica: "Va a haber resurrección
así de justos como de injustos" (Hech
24;15) ("La Atalaya" de 1.6.1965, pág 328 y ss)("Usted
puede vivir...", pág 170-171)
"La Palabra de Dios
declara que los vivos serán juzgados primero y después
los muertos" (2Tim 4;1) ("Liberación", pág 327)
Análisis:
Se trata -s/los TJ-
de la resurrección terrestre. Es la
denominada por la Biblia "Segunda resurrección", y se trata de una
resurrección a la vida en la Tierra paradisíaca, tanto de personas
"justas" como de "injustas". Esta será en tres etapas
que proseguirán durante bastante tiempo dentro del transcurso de
los mil años que dura el "Día del juicio", para que
todo pase en orden y sin confusión.
LA MUERTE, EL HADES Y EL MAR ENTREGAN
TODOS SUS MUERTOS
s/TJ:
No todas las personas que mueren han muerto
en la tierra seca y han sido enterrados en un sepulcro en el seno de la tierra
(Gn 1;9-10) Cantidades innumerables han muerto en el mar en naufragios,
tormentas y batallas y han sido enterradas en el mar o sus cuerpos
jamás han sido recobrados para darles un entierro en tierra seca (1Re
22;48-49) (2Cr 20;36-37) (Sl 48;7) (Dn 11;40). Por lo tanto, al
describir el día de la resurrección de la humanidad, (Ap 20;13)
dice que no solo "la muerte y el Hades entregaron
los muertos que había en ellos" sino que
también "el mar entregó los muertos que había en él".
Podemos darnos cuenta de que este versículo (Ap 20;13),
es una declaración más inclusiva
de la resurrección que la de Jesús cuando dijo: "Todos
los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y
saldrán... a una resurrección" (Jn 5;28-29)("La Atalaya" de
15.6.65, pág 360)
Análisis:
Es una declaración tan inclusiva que
incluye a todo el mundo. En efecto, todos los muertos tendrán que
comparecer a juicio. Nadie se librará de él. Porque tanto el
Mar, como la Muerte y el Sheol o Hades entregaron los muertos
que tenían en su seno para que fueran juzgados "según
sus obras".
El Mar, el Sheol y la Muerte están
aquí personificados como tres monstruos insaciables (Ap
1;18) (Pv 27;20) o como poderosos carceleros que
tenían a los muertos encerrados en remotísimas
prisiones. Sin embargo, ante el mandato de
Dios, tienen que entregar dócilmente las presas que consideraban
suyas. En el (Sl 139;8-9), el cielo, el mar y el Sheol son símbolos
de los lugares más secretos e inaccesibles. Aquí significan
que no hay lugar, por muy oculto que sea, que no
tenga que restituir todos los muertos. Ni uno solo de ellos podrá
librarse del juicio de Dios.
El Sheol en el AT designa
una región tenebrosa, una especie de caverna adonde
iban las almas de todos los hombres, buenos y
malos, después de la muerte. En él no se daban
ni premios ni castigos. Los muertos vivían
en el Sheol en un estado de
semiinconsciencia y eran considerados
como sombras de la existencia terrena. Por
consiguiente, el Sheol, en este pasaje, designa un lugar
provisional que ha de desaparecer cuando Dios llame a juicio
a los muertos.
La Muerte y
el Sheol, personificados, son castigados
como culpables: fueron arrojados al estanque de fuego. Este
castigo significa la ruina de su poder sobre la humanidad
restaurada, es decir sobre los elegidos. Su tiranía ya
sólo se ejercitará sobre los réprobos. La victoria de
Cristo sobre el pecado lleva consigo la victoria sobre
la muerte, que nació del pecado (Rm 5;12). S.Pablo nos
dice que "el último enemigo reducido a la nada será la muerte" (1Cor
15;26) (1Cor 15;54-56). En el mundo futuro no existirá la
muerte, como sucedía en el paraíso terrenal antes del pecado
original (Ap 21;4) (Is 25;8). Y, sin la muerte, el
Sheol no tendrá ya más razón de ser.
El "estanque de
fuego" adonde fueron arrojados la muerte y el Sheol,
es identificado con la "segunda muerte",
es decir la condenación eterna.
Se le llama "segunda
muerte" por contraposición a la primera muerte,
que se da cuando el hombre sale de este mundo. Esta
"segunda muerte" que supone la condenación eterna, es lo
mismo que el "infierno" o "estanque de fuego". En él
serán arrojados todos los hombres culpables y en él padecerán eternos suplicios
los que no están inscritos en el libro de la vida (Mt 25;41-45). Allí habrá
llanto y crujir de dientes (Mt 8;12) (Mt 13;42) (Mt 13;50) (Mt 22;13),
fuego reservado para el Diablo y para cuantos le siguieron (Ap 20;9 y ss). Con
esto termina la historia del mundo.
El autor del Apocalipsis hace,
en este pasaje, hincapié, sobre todo, en la resurrección
de los que no estaban inscritos en el libro de la
vida. Después, en el (cap 21), nos declarará la
suerte dichosa de los justos en la nueva Jerusalén. Hay, pues, una
resurrección final para buenos y malos. Pero para los buenos será resurrección
para la vida eterna; en cambio, para los malos será resurrección
para la muerte eterna, para el juicio eterno (Jn 5;29)
s/TJ:
Otro punto que ha de observarse
es éste: Entiéndase lo que se entienda aquí que es
el Hades, los que están muertos en él no están en el
mismo lugar que los que están muertos en el mar, porque los muertos
en el mar se hallan en un
lugar acuoso. El mar jamás
cesará, en un sentido literal, de existir
sobre la Tierra. Por eso (Ap
20;14), dice: "La muerte y el Hades fueron
arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte
segunda: el lago de fuego". Si el mar
literal fuese arrojado dentro del "lago de fuego" apagaría
el lago de fuego, y el lago de fuego cesaría de existir, más bien que el mar
cesará de existir. Sin embargo, la Biblia es
definitiva al decir que la "muerten segunda"
que se simboliza por el "lago de fuego"
jamás cesará de existir. Simbólicamente, ese "lago de
fuego" arderá para siempre ("La Atalaya" de 15.6.65, pág
360-361)
Análisis:
Dicen lo TJ que "el mar
jamás cesará, en un sentido literal, de existir sobre la Tierra". No
parece que la Biblia sea de la misma opinión. Enseguida, después del pasaje que
estamos analizando, en (Ap 21;1) la Biblia, dice: "Vi un cielo nuevo
y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían
desaparecido; y el mar no existía ya."
El mar desaparecerá del mundo nuevo que
surgirá después de la gran purificación del juicio final. La
desaparición del mar es un rasgo apocalíptico que se encuentra en la
literatura judía. Los "Oráculos sibilinos" afirman: "Y sucederá
en el último período que el océano se secará". El mar, resto
del caos primitivo acuático, Tehom-Tiamat (Gn 1;2), morada de
los monstruos marinos Tannim, Leviatán, Rahab y la
Serpiente (Ap 12;3-4), que tan peligroso resultaba para
los que tenían que atravesarlo, tenía mala fama entre
los antiguos. En el nuevo mundo que surgirá al
final de los tiempos ya no existirá el mar.
Es difícil saber cuando los TJ dan un
sentido literal a las palabras o cuando le dan un sentido simbólico. Por
ejemplo al hablar del "lago de fuego" dicen: "Si el mar literal
fuese arrojado dentro del "lago de fuego" apagaría el lago de fuego,
y el lago de fuego cesaría de existir, más bien que el mar cesará de existir.
Sin embargo, la Biblia es definitiva al decir que la "muerte
segunda" que se simboliza por el "lago de fuego"
jamás cesará de existir. Simbólicamente, ese "lago de fuego" arderá
para siempre."
¿Qué aceptan como literal o real los
TJ en este párrafo? Porque el mar, que es real, dicen que si fuese
arrojado dentro del "lago de fuego", que lo entienden como simbólico,
concluyen que apagaría el fuego de este lago (?) ¿Qué pasa, entonces, con
las personas malas, que son reales, que son arrojadas al "lago de
fuego"?. Si, en el primer caso, el mar apagaría el fuego y por eso los TJ
creen que no será arrojado al "lago de fuego", en
el segundo, que los cuerpos de los malos que han sido resucitados sí
serán arrojados al fuego, ¿qué pasará con ellos?. Forzosamente deberán quemarse
de alguna manera... porque si en el primer caso hay un efecto
real, también debe haberlo en el segundo.
En (Ap 20;11-15) queda claro que
todo el mundo resucita para ser juzgado: "Entregó el mar los
muertos que tenía en su seno, y asimismo la muerte y el Hades entregaron los
que tenían, y fueron juzgados individualmente según sus obras". No hay
ninguna restricción. Tanto el Mar, como la Muerte, como el Hades entregan todos
los muertos que tienen. Y los inicuos están entre ellos. Y al no ser hallados
escritos en el libro de la vida son arrojados definitivamente en el estanque de
fuego donde además son arrojados la muerte y el Hades. ¿Cómo podrían ser
juzgados los inicuos, ver que no están escritos en el libro de la vida, y
arrojarlos posteriormente al estanque de fuego, si no resucitan?.
Los TJ nos dicen que (Ap 20;11-15)
"es una declaración más inclusiva de la resurrección que la de Jesús
cuando dijo: "Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su
voz y saldrán... a una resurrección" (Jn 5;28-29) ¡Y tan inclusiva!, ¡si
incluye a todo el mundo!.
Ya hemos visto en el punto: "¿Quiénes
son los injustos que han de resucitar?" que estos son los malos, los
viles, los inicuos, pero que estos también resucitarán, porque resucitarán
todos, los buenos y los malos, los justos y los injustos.
RESUMEN GENERAL
Los TJ hablan de dos resurrecciones, una
celestial y otra terrena. Nuestro Señor no ha hablado más que de una sola
resurrección, en vista a la recompensa o al castigo merecido por cada
uno.
En cuanto a los textos
que invocan los TJ para describir esta nueva tierra,
son de dos clases: del Antiguo Testamento y del
Apocalipsis o Revelación (Ap). Los
primeros son pasajes proféticos referentes a la nueva
Jerusalén, sea de la Jerusalén de los tiempos mesiánicos,
sea simplemente la Jerusalén de los hebreos,
reconstruida después del destierro de Babilonia. Los
profetas describen la felicidad que Dios promete a los judíos del
destierro a la vuelta de su país. Al anunciarles los
tiempos mesiánicos, se valen de imágenes poéticas de la paz y la
alegría que les traerá el Mesías. Emplean igualmente las imágenes
de la prosperidad material, para anunciar a su pueblo,
todavía en la infancia, la alegría y paz interior, que
procurará la Revelación de Cristo y del Nuevo Testamento.
No se trata, pues, de una felicidad terrena.
Otros textos relativos a la nueva Tierra
son sacados del Apocalipsis, donde se trata expresamente de "un cielo
nuevo y una tierra nueva" (Ap 21;1). La expresión proviene de (Is 65;17).
S.Juan habla aquí de una tierra transformada, que formará parte de la alegría
de los elegidos después de la resurrección y del último juicio.
Pero, leyendo el contexto, se
ve que él no ha querido indicar ninguna oposición entre
el cielo y la tierra, como si dos grupos diferentes debieran
habitar el uno y la otra. Al contrario,
aparece claramente que se trata de una sociedad completa y única de
todos los que serán salvados : "Y la Ciudad Santa, la Jerusalén nueva, la
vi bajar del cielo, de junto a Dios preparada como una novia
adornada para su esposo . Y oí una voz potente salida del trono que
decía: "Esta es la morada de Dios entre los hombres. Y pondrá su
morada entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con
ellos" (Ap21;2,3). Esta ciudad es, evidentemente, la sociedad de todos los
elegidos unidos entre ellos como piedras de un edificio.
La muerte fija
definitivamente la suerte eterna de todos los
hombres.
Nuestro Señor nunca habló de una segunda
posibilidad, que se daría a algunos hombres, en los mil años futuros
después de su segunda venida. Esta cifra de mil años, sacada
del Apocalipsis, es una cifra simbólica. Designa únicamente
un largo período que debe abarcar desde la vida terrena
de Nuestro Señor hasta su venida triunfal como juez del
mundo.
En cuanto a la distinción que hacen los TJ
entre una "resurrección para la vida" y otra "resurrección para
el juicio" se apoyan sobre el versículo siguiente de S, Juan: " Y
saldrán los que obraron el bien a resurrección para la vida y los que hicieron
el mal a resurrección para el juicio" (Jn 5;29). Nuestro Señor opone
aquellos que escuchan su palabra a los que la rechazan (Jn 5;23-24). Anuncia la
recompensa de los unos y el castigo de los otros. Ningún texto habla de una
nueva prueba después de la muerte.
Además, Nuestro Señor enseña claramente
que, con la muerte, se termina el estado en el que el hombre puede
merecer. Su suerte está definitivamente fijada por las disposiciones y méritos
que posea en aquel momento. (Mt 25;35,36) Además, en este caso, las
advertencias constantes por las que Nuestro Señor nos exhorta a
estar preparados no tendrían razón de ser: (Lc 12; 20,21) (Mc 13;
35-37) (Mt 24;42-44) (Mt 25;13) (Lc 12;35-40) Nuestro Señor
nos habría engañado insistiendo de esta manera sobre el hecho de estar siempre
preparados, si nuestras disposiciones a la hora de la muerte no debieran
decidir nuestra eternidad.
Por otra parte, es necesario que así sea,
puesto que la recompensa o el castigo seguirán inmediatamente a la
muerte: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc23;43). Y cuando S.
Pablo dice:"Deseo la muerte, para estar con Cristo, lo cual es mejor para
mí" (Flp 1;23), suspira por reunirse con Cristo después de la muerte. Esta
frase no tendría sentido si hubiese de esperar dormido hasta el fin del mundo,
para realizar el deseo de su corazón. Luego creía en la recompensa
inmediata.
En la parábola de Lázaro y el rico
Epulón, Nuestro Señor habla de la muerte de los dos y de la
recompensa y del castigo del uno y del otro como de hechos que
siguen inmediatamente, sin intervalo. (Lc 16;22,23).
Finalmente, Jesucristo dijo: "Los hombres
no mueren más que una sola vez y después de esto el juicio" (Heb
9;27).
Así, pues:
a) Nosotros seremos juzgados
definitivamente sobre las acciones de la vida presente.
b) Al fin de los tiempos, los
cuerpos de los justos resucitarán para gozar de la felicidad en el cielo; los
de los malos también resucitarán pero para ser eternamente castigados.