miércoles, 19 de febrero de 2014

SEGUNDA RESURRECCIÓN. RESURRECCIÓN TERRESTRE. RESUMEN GENERAL

s/TJ: 
La mismísima expresión "primera  resurrección" que se emplea en (Ap 20;6), muestra que ésta será seguida por otra. La que sigue es la resurrección a la vida en la Tierra paradisíaca, tanto de  personas "justas" como de "injustas" (Hb 11;35). ("Usted puede vivir...", pág 173)

El último libro de la Biblia, por medio de símbolos adecuados, nos da un cuadro de la  resurrección terrestre... Esta visión que inspira esperanza nos capacita a determinar quienes   participarán en la resurrección terrestre.
La visión, como la ve el apóstol cristiano Juan, se describe en (Ap 20;11-15) con estas palabras: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el  cielo, y no se halló lugar para ellos. Y ví a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. Además, cualquiera que no se  halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego" (Ap 20;11-15) (Ap 21;8) ("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360) 
"Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él" (Ap 20;11-15) 
El "gran  trono blanco" es  el trono de Jehová  Dios mismo, el  "Juez de todos" (Hb 12;23) 
Cuando Dios se sienta para juzgar a los que viven entonces y a los muertos, la antigua tierra simbólica con la "bestia salvaje" y el "falso profeta" que la dominaron bajo el control de Satanás estarán en el "lago de fuego y azufre", del cual no hay retorno. El Diablo y sus demonios invisibles también habrán sido quitados  del camino, a saber, echados en el abismo.
Jesucristo es el  nombrado para efectuar el juicio según los juicios de su Padre, Jehová Dios (Hech 17;31) (Hech 10;42) (Rm 14;9-12).
Incluidos  en  este trabajo  de  juicio  están  los reyes  y  sacerdotes asociados que participan en la  primera resurrección, porque el poder de juzgar como asociados de Jesucristo se da a los 144.000 (Ap 20;4-6)
"Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono... Y el mar entregó los muertos que había en él,  y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos..."
Observe... que el escritor, el apóstol cristiano Juan, no dice que los resucitados son buenos o malos. No dice: 'Vi a los muertos, los buenos y los malos', sino dice: "Vi a los muertos, los grandes y los pequeños". En otras palabras, gente de toda posición social. Pero sean grandes o pequeños, todos fueron incluidos en un juicio delante del trono del Juez de toda la creación, el Dios Altísimo y Todopoderoso."Los grandes y los pequeños"... todos están de pie delante del trono, en un solo lugar, en la Tierra. Algunos eran famosos durante su vida en la Tierra (los grandes), otros han  sido insignificantes (los pequeños),  pero no habrá parcialidad en el juicio ("La Atalaya" de 1.7.65, pág 393)
Análisis:
Es curioso que los TJ, al exponer en ("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360), el pasaje  general para  afrontar la consideración del tema de la resurrección, transcriben todo el  pasaje de (Ap 20;11-15). En cambio, en ("La Atalaya" de 1.7.65, pág 393), en la que van a precisar quienes son los resucitados, indican la misma referencia  (Ap  20;11-15),  pero  al transcribir el pasaje "se olvidan" el último versículo, precisamente el que dice: "... Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego" (Ap 20;15) (Ap 21;27) (Ap 13;8). 
Este versículo nos está diciendo claramente  que entre los resucitados hay quienes no están escritos en el "Libro de la vida" y que por eso son arrojados al lago de fuego, ¿y quienes son esos sino los inicuos, los malos?. Por lo tanto, al menos para que quede constancia a esta temprana hora del análisis, si Juan no dice textualmente que 'Vi a los muertos, los buenos y los malos', lo que sí queda claro es  que entre los que el ve, 'grandes y pequeños', hay buenos y malos.
RESURRECCIÓN  DE  JUSTOS  Y  DE  INJUSTOS, DE  BUENOS  Y  MALOS  Y  DE VIVOS Y MUERTOS A QUIENES SE RETENGA EN MEMORIA 
s/TJ:
Se incluyen a todos los que están en el Hades, que es el sepulcro común de  la humanidad  muerta en  la tierra,  así como los que quizás hayan muerto en el mar y por eso no hayan sido enterrados en la Tierra y cuyos cuerpos posiblemente hayan sido devorados por los peces del mar. Todos estos muertos son recordados, como si estuviesen en tumbas conmemorativas de las cuales  saldrán cuando Cristo los  llame  (Jn 5;22-29) 
Juan  nos  enseña  en  (Ap  7;9)   (Ap  14;17)  que  habrá  una  "grande muchedumbre" de  número no  especificado de todas  las naciones  que, al adoptar una posición  justa ahora, sobrevivirá a la  destrucción de este sistema de  cosas.  Habiendo  desaparecido la  iniquidad y  dominando la tierra el gobierno justo de Cristo,  éstos estarán presentes para dar la bienvenida a  los resucitados  ya que  habrá un día  de juicio  para los muertos. ("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360)
La "grande muchedumbre"  de número no especificado que  ha sobrevivido a la destrucción de este viejo sistema  de cosas estará allí para darle la  bienvenida  a los  resucitados, pero  todos, incluyendo  a esta  "grande muchedumbre",  tendrán que  estar de  pie delante  del trono  de juicio. ¿Por  qué?  Porque  ninguno de  ellos es  perfecto todavía.   La "grande muchedumbre"  ha estado  siguiendo los  principios  de Jehová  a fin  de rehacer su mente y personalidad.   Los resucitados no experimentarán una resurrección  del  cuerpo   humano  anterior,  porque  Dios   da  a  los resucitados a  la Tierra  un cuerpo  carnal que esté  en armonía  con su propósito, pero  es la personalidad lo  que se resucita, el  alma... uno mismo.   Ahora bien,  sabemos  que las  personalidades  que tenemos  son imperfectas, porque  hemos heredado  la muerte  de nuestro  primer padre humano, el pecaminoso  Adán, de modo que todos  hemos nacido pecaminosos (Rm 5;12).  Aun los de la  "grande muchedumbre", sino recibieran ayuda y no fueran librados  de esta condenación a la muerte,  todos morirían con el tiempo y necesitarían ser enterrados.
Desde  este punto  de vista,  los que  están delante  del trono  todavía estarán en  la muerte o  bajo el dominio de  la muerte heredada  de Adán pecaminoso,  y necesitarán  ser  sacados de  esta  condición.
  ¿Cómo  se librarán de  esta condición  mortífera?  Mediante el  trabajo sacerdotal del gran Rey, Jesucristo. y  de los 144.000 subsacerdotes.  (Sl 110;1-4) (Hb 5;5-10) (Hb 6;20 a 7;17) (Ap 20;6) (Lv 16;15) (Hb 13;11-12)
Ahora hay millares de millones  de muertos que aguardan la "resurrección en el último día" , de la cual habló Marta (Jn 11;24)
"...Viene  la   hora  en  que  todos   los  que  están  en   las  tumbas conmemorativas oirán  su voz  (la de Jesús)  y saldrán, los  que hicieron cosas buenas  a una "resurrección de  vida" , los que  practicaron cosas viles  a una  "resurrección de  juicio"...así como  oigo ,juzgo  : y  el juicio que yo dicto es justo porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que  me envió" (Jn 5; 28-30) (Hech  24;15-21) Esto requiere que  haya una  resurrección  de todos  los muertos,  buenos  y malos,  a quienes se retenga en memoria para ser resucitados. (Atalaya del 1.6.65 , pág 335)
Análisis:
¿Pero  no  nos  han  dicho  los  TJ que  "Juan  no  dice  que  los resucitados son buenos y  malos", sino "grandes y pequeños"?, ¿Dónde, pues, están los malos  que según vemos también resucitan y que forzosamente deben encontrarse ante  el trono blanco  de Dios que  va a  juzgarlos?.  Es  lógico que  entre los  "grandes" habrá buenos  y malos,  y entre  los "pequeños"  también habrá  buenos y malos.
s/TJ:
La  Biblia explica:  "Va  a haber  resurrección así  de  justos como  de injustos" (Hech 24;15) ("La Atalaya" de 1.6.1965, pág 328 y ss)("Usted puede vivir...", pág 170-171) 
"La  Palabra de  Dios declara  que los  vivos serán  juzgados primero  y después los muertos" (2Tim 4;1) ("Liberación", pág 327) 
Análisis:
Se trata  -s/los  TJ-  de   la  resurrección  terrestre.   Es  la denominada por la Biblia "Segunda resurrección", y se trata de una resurrección a la vida en la Tierra paradisíaca, tanto de personas "justas" como de "injustas". Esta será en tres etapas  que proseguirán durante  bastante tiempo dentro del  transcurso de los mil años que dura el "Día  del juicio", para  que todo  pase en orden  y sin confusión.
LA MUERTE, EL HADES Y EL MAR ENTREGAN TODOS SUS MUERTOS 
s/TJ:
No todas las personas que mueren han muerto en la tierra seca y han sido enterrados en un sepulcro en el seno de la tierra (Gn 1;9-10) Cantidades innumerables han muerto en el mar  en naufragios, tormentas y batallas y han sido  enterradas en el mar  o sus cuerpos jamás  han sido recobrados para darles un entierro en tierra seca (1Re 22;48-49) (2Cr 20;36-37) (Sl 48;7) (Dn 11;40).  Por lo tanto,  al describir el día de la resurrección de la  humanidad, (Ap  20;13) dice  que no  solo "la  muerte y  el Hades entregaron los  muertos que  había en  ellos" sino  que también  "el mar entregó los muertos que había en él".  Podemos darnos cuenta de que este versículo  (Ap   20;13),  es  una   declaración  más  inclusiva   de  la resurrección que  la de Jesús cuando  dijo: "Todos los que  están en las tumbas conmemorativas oirán su voz  y saldrán... a una resurrección" (Jn 5;28-29)("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360) 
Análisis:
Es una declaración tan inclusiva que  incluye a todo el mundo.  En efecto, todos los muertos tendrán  que comparecer a juicio.  Nadie se librará de él.  Porque tanto el  Mar, como la Muerte y el Sheol o Hades  entregaron los  muertos que  tenían en  su seno  para que fueran juzgados "según sus obras". 
El Mar, el  Sheol y la Muerte están aquí  personificados como tres monstruos  insaciables  (Ap  1;18)  (Pv 27;20)  o  como  poderosos carceleros  que tenían  a  los muertos  encerrados en  remotísimas prisiones.   Sin embargo,  ante  el mandato  de  Dios, tienen  que entregar dócilmente las presas que  consideraban suyas.  En el (Sl 139;8-9), el cielo, el mar y  el Sheol son símbolos de los lugares más secretos  e inaccesibles.  Aquí  significan que no  hay lugar, por  muy oculto  que sea,  que no  tenga que  restituir todos  los muertos. Ni uno solo de ellos podrá librarse del juicio de Dios. 
El Sheol  en el AT  designa una  región tenebrosa, una  especie de caverna  adonde iban  las almas  de  todos los  hombres, buenos  y malos, después  de la  muerte.  En  él no se  daban ni  premios ni castigos.   Los  muertos  vivían  en  el Sheol  en  un  estado  de semiinconsciencia  y   eran  considerados   como  sombras   de  la existencia terrena.   Por consiguiente, el Sheol,  en este pasaje, designa un  lugar provisional  que ha  de desaparecer  cuando Dios llame a juicio a los muertos. 
La  Muerte  y  el   Sheol,  personificados,  son  castigados  como culpables: fueron  arrojados al  estanque de fuego.  Este castigo significa la ruina  de su poder sobre la  humanidad restaurada, es decir  sobre  los elegidos. Su  tiranía  ya sólo  se  ejercitará sobre los réprobos.   La victoria de Cristo sobre  el pecado lleva consigo  la victoria  sobre la  muerte, que  nació del  pecado (Rm 5;12).  S.Pablo nos dice que "el último enemigo reducido a la nada será la muerte" (1Cor 15;26)  (1Cor 15;54-56).  En el mundo futuro no existirá la  muerte, como sucedía en el  paraíso terrenal antes del pecado  original (Ap 21;4)  (Is 25;8).   Y, sin la  muerte, el Sheol no tendrá ya más razón de ser. 
El  "estanque de  fuego" adonde  fueron arrojados  la muerte  y el Sheol,  es  identificado con  la  "segunda  muerte", es  decir  la condenación   eterna.    Se   le  llama   "segunda   muerte"   por contraposición a  la primera  muerte, que se  da cuando  el hombre sale de este mundo. Esta "segunda  muerte" que supone  la condenación eterna, es lo mismo que el "infierno" o "estanque de  fuego". En él serán arrojados todos los hombres culpables y en él padecerán eternos suplicios los que no están inscritos en el libro de la vida (Mt 25;41-45). Allí habrá llanto y crujir de dientes (Mt 8;12) (Mt  13;42) (Mt 13;50) (Mt 22;13), fuego reservado para el Diablo y para cuantos le siguieron (Ap 20;9 y ss). Con esto termina la historia del mundo. 
El autor  del Apocalipsis  hace, en  este pasaje,  hincapié, sobre todo, en  la resurrección de  los que  no estaban inscritos  en el libro  de la  vida.  Después,  en el  (cap 21),  nos declarará  la suerte dichosa  de los justos  en la nueva Jerusalén. Hay, pues, una resurrección final para buenos  y malos. Pero para los buenos será resurrección para  la vida eterna; en cambio,  para los malos será resurrección para la muerte eterna, para el juicio eterno (Jn 5;29) 
s/TJ:
Otro punto que  ha de observarse es éste: Entiéndase  lo que se entienda aquí que es el  Hades, los que están muertos en él no  están en el mismo lugar que los que están muertos en  el mar, porque los muertos en el mar se  hallan en  un lugar  acuoso.  El mar  jamás cesará,  en un  sentido literal, de  existir sobre  la Tierra.   Por eso  (Ap 20;14),  dice: "La muerte y el Hades fueron arrojados  al lago de fuego.  Esto significa la muerte segunda:  el lago de fuego". Si el mar literal  fuese arrojado dentro del "lago de fuego" apagaría el lago de fuego, y el lago de fuego cesaría de existir, más bien que el mar cesará de existir. Sin embargo, la Biblia es definitiva al decir que la "muerten segunda" que se simboliza por el "lago de fuego" jamás cesará de  existir. Simbólicamente, ese "lago de fuego" arderá para siempre ("La Atalaya" de 15.6.65, pág 360-361) 
Análisis:
Dicen lo  TJ que "el mar  jamás cesará, en un  sentido literal, de existir sobre la Tierra". No parece que la Biblia sea de la misma opinión. Enseguida, después del pasaje que estamos analizando, en (Ap 21;1) la Biblia, dice: "Vi  un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y  la primera tierra habían desaparecido; y el mar no existía ya." 
El mar desaparecerá del mundo nuevo que surgirá después de la gran purificación  del juicio  final. La desaparición del mar es  un rasgo apocalíptico que se encuentra en la literatura judía. Los "Oráculos sibilinos" afirman: "Y sucederá en el último período que el océano se secará".  El  mar, resto del caos primitivo acuático, Tehom-Tiamat  (Gn 1;2),  morada de  los monstruos  marinos Tannim, Leviatán,  Rahab y  la Serpiente  (Ap 12;3-4),  que tan  peligroso resultaba para  los que  tenían que  atravesarlo, tenía  mala fama entre los  antiguos.  En el  nuevo mundo  que surgirá al  final de los tiempos ya no existirá el mar. 
Es difícil saber cuando los TJ dan un sentido literal a las palabras o cuando le dan un sentido simbólico. Por ejemplo al hablar del "lago de fuego" dicen: "Si el mar literal fuese arrojado dentro del "lago de fuego" apagaría el lago de fuego, y el lago de fuego cesaría de existir, más bien que el mar cesará de existir. Sin embargo, la Biblia es definitiva al decir que la "muerte segunda"  que se simboliza por el "lago de  fuego" jamás cesará de existir. Simbólicamente, ese "lago de fuego" arderá para siempre." 
¿Qué aceptan como  literal o real los TJ en  este párrafo? Porque el mar, que es real, dicen que si fuese arrojado dentro del "lago de fuego", que lo entienden como simbólico, concluyen que apagaría el fuego de este lago (?) ¿Qué pasa, entonces, con  las personas malas, que son reales, que son arrojadas al "lago de fuego"?. Si, en el primer caso, el mar apagaría el fuego y por eso los TJ creen  que no  será arrojado al "lago  de fuego", en el  segundo, que los cuerpos de los malos que han sido resucitados sí serán arrojados al fuego, ¿qué pasará con ellos?. Forzosamente deberán quemarse de alguna  manera... porque si en el primer caso hay  un efecto  real, también debe haberlo en el segundo. 
En (Ap 20;11-15)  queda claro que todo el mundo  resucita para ser juzgado: "Entregó el  mar los muertos que tenía en su seno, y asimismo la muerte y el Hades entregaron los que tenían, y fueron juzgados individualmente según sus obras". No hay ninguna restricción. Tanto el Mar, como la Muerte, como el Hades entregan todos los muertos que tienen. Y los inicuos están entre ellos. Y al no ser hallados escritos en el libro de la vida son arrojados definitivamente en el estanque de fuego donde además son arrojados la muerte y el Hades. ¿Cómo podrían ser juzgados los inicuos, ver que  no están escritos en el libro de la vida, y arrojarlos posteriormente al estanque de fuego, si no resucitan?. 
Los TJ nos dicen que (Ap 20;11-15) "es una declaración más inclusiva de la resurrección que la de Jesús cuando dijo: "Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán... a una resurrección" (Jn 5;28-29) ¡Y tan inclusiva!, ¡si incluye a todo el mundo!. 
Ya hemos visto en el punto: "¿Quiénes son los injustos que han de resucitar?" que estos son los malos, los viles, los inicuos, pero que estos también resucitarán, porque resucitarán todos, los buenos y los malos, los justos y los injustos.
RESUMEN GENERAL 
Los TJ hablan de dos resurrecciones, una celestial y otra terrena. Nuestro Señor no ha hablado más que de una sola resurrección, en vista a la recompensa o al castigo merecido por cada uno. 
En cuanto  a los  textos que  invocan los  TJ para  describir esta nueva  tierra, son  de dos  clases: del  Antiguo Testamento  y del Apocalipsis  o   Revelación  (Ap). Los  primeros   son  pasajes proféticos referentes a la nueva Jerusalén, sea de la Jerusalén de los  tiempos  mesiánicos,  sea  simplemente la  Jerusalén  de  los hebreos,  reconstruida después  del destierro  de Babilonia.   Los profetas describen la felicidad que  Dios promete a los judíos del destierro  a la  vuelta de  su país. Al anunciarles  los tiempos mesiánicos, se valen  de imágenes poéticas de la paz  y la alegría que les traerá  el Mesías. Emplean igualmente las  imágenes de la prosperidad material,  para anunciar  a su  pueblo, todavía  en la infancia, la alegría  y paz interior, que  procurará la Revelación de  Cristo y  del Nuevo  Testamento.  No  se trata,  pues, de  una felicidad terrena. 
Otros textos relativos a la nueva Tierra son sacados del Apocalipsis, donde se trata expresamente de "un cielo nuevo y una tierra nueva" (Ap 21;1). La expresión proviene de (Is 65;17). S.Juan habla aquí de una tierra transformada, que formará parte de la alegría de los elegidos después de la resurrección y del último juicio.  
Pero, leyendo  el contexto,  se ve  que él  no ha  querido indicar ninguna oposición entre  el cielo y la tierra, como  si dos grupos diferentes  debieran habitar  el  uno y  la  otra.  Al  contrario, aparece claramente que  se trata de una sociedad  completa y única de todos los que serán salvados : "Y la Ciudad Santa, la Jerusalén nueva, la vi  bajar del cielo, de junto a  Dios preparada como una novia adornada  para su esposo . Y oí una voz  potente salida del trono que decía: "Esta es la  morada de Dios entre los hombres. Y pondrá su morada entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos" (Ap21;2,3). Esta ciudad es, evidentemente, la sociedad de todos los elegidos unidos entre ellos como piedras de un edificio. 
La  muerte fija  definitivamente  la suerte  eterna  de todos  los hombres. 
Nuestro Señor nunca habló de una segunda posibilidad, que se daría a algunos hombres,  en los mil años futuros después  de su segunda venida.  Esta cifra de mil  años, sacada del Apocalipsis,  es una cifra  simbólica. Designa únicamente un  largo período  que debe abarcar desde  la vida  terrena de Nuestro  Señor hasta  su venida triunfal como juez del mundo. 
En cuanto a la distinción que hacen los TJ entre una "resurrección para la vida" y otra "resurrección para el juicio" se apoyan sobre el versículo siguiente de S, Juan: " Y saldrán los que obraron el bien a resurrección para la vida y los que hicieron el mal a resurrección para el juicio" (Jn 5;29). Nuestro Señor  opone aquellos que escuchan su palabra a los que la rechazan (Jn 5;23-24). Anuncia la recompensa de los unos y el castigo de los otros. Ningún texto habla de una nueva prueba después de la muerte. 
Además, Nuestro Señor enseña claramente que, con la  muerte, se termina el  estado en el que el hombre puede merecer. Su suerte está definitivamente fijada por las disposiciones y méritos que posea en aquel momento. (Mt 25;35,36) Además, en este caso, las advertencias constantes por las que  Nuestro Señor nos  exhorta a estar preparados no  tendrían razón de ser: (Lc 12; 20,21) (Mc 13; 35-37)  (Mt 24;42-44)  (Mt 25;13) (Lc 12;35-40) Nuestro  Señor nos habría engañado insistiendo de esta manera sobre el hecho de estar siempre preparados, si nuestras disposiciones a la hora de la muerte no debieran decidir nuestra eternidad. 
Por otra parte, es necesario que así sea, puesto que la recompensa o el castigo seguirán  inmediatamente a la muerte: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc23;43). Y cuando S. Pablo dice:"Deseo la muerte, para estar con Cristo, lo cual es mejor para mí" (Flp 1;23), suspira por reunirse con Cristo después de la muerte. Esta frase no tendría sentido si hubiese de esperar dormido hasta el fin del mundo, para realizar el deseo de su corazón. Luego creía en la recompensa inmediata. 
En la parábola de Lázaro y  el rico Epulón, Nuestro Señor habla de la muerte de  los dos y de  la recompensa y del castigo  del uno y del otro como de hechos  que siguen inmediatamente, sin intervalo. (Lc 16;22,23). 
Finalmente, Jesucristo dijo: "Los hombres no mueren  más que una sola vez y después de esto el juicio" (Heb 9;27). 
Así, pues: 
a) Nosotros seremos juzgados definitivamente sobre las acciones de la vida presente. 

b)  Al fin de los tiempos, los cuerpos de los justos resucitarán para gozar de la felicidad en el cielo; los de los malos también  resucitarán pero para ser eternamente castigados.