viernes, 18 de abril de 2014

LA BIBLIA ACTUALMENTE CONTIENE LA MISMA INFORMACIÓN QUE EN SU ORIGEN

LA BIBLIA  ACTUALMENTE CONTIENE  LA MISMA  INFORMACIÓN QUE EN SU ORIGEN

s/TJ:

Pero  puede ser  que usted  pregunte: "¿Cómo  podemos estar  seguros que nuestras Biblias  de hoy tienen  la misma información que  recibieron de Dios  los escritores  de la  Biblia?" 

Con  el copiar  y recopiar  de los libros de la Biblia a través de centenares y hasta de miles de años, ¿no se  han   introducido  errores?   Sí,   pero  estos  errores   han  sido descubiertos y corregidos  en traducciones modernas de  las Biblia.  Hoy la información es  la misma que Dios proveyó a  los que originalmente la pusieron por escrito.  ¿Qué prueba hay de esto?

Pues bien, entre 1947 y 1955, se encontraron los escritos conocidos como los Rollos  o Manuscritos del  Mar Muerto.  Entre estos  rollos antiguos hay copias  de libros de las  Escrituras Hebreas.  Estas datan  de 100 a 200 años antes del nacimiento de Jesús.   Uno de los rollos es una copia del libro  de Isaías.   Antes de  que éste fuera  hallado, la  copia más antigua del libro  de Isaías que había disponible en  hebreo era una que había sido  hecha casi mil  años después  del nacimiento de  Jesús.  ¡Al comparar entre  sí estas  dos copias  de Isaías,  se descubrió  que sólo había diferencias muy pequeñas, la mayoría de ellas variaciones pequeñas en ortografía!.  ¡Esto significa que en  más de mil años de hacer copias no había habido ningún verdadero cambio!.

Hay disponibles más  de 1.700 copias antiguas de  las diversas porciones de las  Escrituras Hebreas.   Por comparación  cuidadosa de  todas estas copias de gran antigüedad, es posible  hallar y corregir hasta los pocos errores  cometidos por  los copistas.   Además hay  miles de  copias muy antiguas de las Escrituras Griegas, algunas de las cuales datan de cerca del tiempo de Jesús y sus apóstoles.

Esto no  significa que no  ha habido intentos  de cambiar la  Palabra de Dios.  Los  ha habido.  Un ejemplo  notable es (1Jn 5;7).  En la Versión Valera publicada en  1934 este texto dice: "Porque tres  son los que dan trestimonio en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo: y estos tres son uno".   Sin embargo, estas palabras, no aparecen  en ninguna de las muy antiguas  copias de la Biblia.  Fueron añadidas  por alguien que estuvo tratando de apoyar la enseñanza  de la Trinidad.  Puesto que está claro que en realidad estas palabras no son parte de la Palabra de Dios, se han hecho correcciones y esas palabras no aparecen en las Biblias más modernas.

Por  eso  la  persona que  diga  que  la  Biblia  no contiene  la  misma información que tenía cuando fue escrita originalmente, sencillamente no conoce la realidad  del asunto.  Jehová Dios no sólo  se ha encargado de proteger su Palabra de los  errores cometidos por copistas, sino también de los  intentos de  otras personas por  hacerle añadiduras.   La Biblia misma contiene la  promesa de Dios de que su  Palabra sería mantenida en forma pura  para nosotros hoy  (Sl 12;6-7)  (Dn 12;4) (1Pe  1;24-25) (Ap 22;18-19). ("Usted puede vivir... pág 52-53)

Análisis:

Sí, sabemos que la Biblia hoy día contienen fundamentalmente la misma información que tenía cuando fue escrita originalmente, pero lastimosamente existen algunas traducciones totalmente partidistas que la tergiversan totalmente.  A  este efecto puede verse la gran cantidad de diferencias fundamentales que existen entre la versión del "Nuevo  Mundo" de los TJ  y cualquier otra Biblia,  ya no digo católica,  sino cristiana  en  general y  sobre  lo que  podríamos recordar a los  TJ sus propias palabras: "¿Es  honrado que simples traductores cambién  lo que escribió  el escritor original  de una obra, a fin de insertar en ella sus propias ideas personales?" "¿A cuál Dios adora usted?" ("¡Despertad!" de 8.7.65, pág 5):

En efecto, los  originales de los Libros Sagrados  se han perdido. Dios  pudo hacer  el milagro  de  conservarlos, pero  no lo  hizo. Conservamos sólo copias y traducciones.  Otro milagro hubiera sido que las  copias reprodujeran  con absoluta exactitud  el original. Tampoco  lo  hizo Dios.   Los  textos  de  la  Biblia de  que  hoy disponemos  se apartan  algo  del  original.  Interesa  determinar cuánto; pues son inspirados y gozan  de inerrancia en la medida en que reproducen el texto primitivo.

Sólo en el  NT se han contado unas 200.000  variantes en los cerca de 4.500  manuscritos en que  se conserva el texto.   Sin embargo, estas variantes  sólo se extienden  a una octava parte  del texto. De ellas sólo  unas 200 (1 por mil) cambian  el sentido (las otras son  diferencias ortográficas,  de  orden, partículas,  etc) y  de éstas, sólo 15 se refieren  a cuestiones de importancia; las demás son de  cuestiones accidentales.  Y  de esas 15 ninguna  afecta al dogma, porque éste se  encuentra expresado  en otros  sitios.  Un cálculo semejante se podría hacer sel AT.

Por otra  parte, la  multitud de  diferencias accidentales  son la mejor confirmación de  que en aquello que  coinciden los numerosos manuscritos  -que   es  la  mayor   parte  del  texto-   son  fiel reproducción del original.

Además, el estudio comparativo de  los manuscritos, llevado a cabo por  la  crítica  textual,   permite  corregir  muchos  errores  y establecer  un texto  mucho  más  exacto que  el  de  cada uno  de aquéllos.


En una palabra, conocemos la Biblia con las imperfecciones humanas con  que  son transmitidos  los  libros  de la  antigüedad;  pero, indudablemente, la conocemos mejor que los libros de la antigüedad clásica, que las  obras de Homero y Platón, por  ejemplo.  Los más antiguos manuscritos que  se conservan de estos autores  son del S IX/X dC, es decir, distan de  los orginales de 1.300 a 2.000 años. En cambio, conservamos manuscritos de toda la Biblia del S IV dC y fragmentos del S  II dC, por tanto, muy cercanos  a los originales del NT.