TJ:
Podemos
aplicar las palabras paternales que escribió Pablo en 1 Corintios
15;33 con relación a las personas de fuera de la congregación que
promueven enseñanzas falsas. ¿Qué podría llevarnos a tener compañerismo
con ellas? El que no distinguiéramos entre aquellos a los que
podemos ayudar a aprender la verdad y los que solo desean polemizar para
difundir una enseñanza falsa.
Por ejemplo, cuando damos testimonio,
quizás encontremos a una persona que discrepa en algún punto,
pero que está dispuesta a analizarlo con más detalle. (Hechos 17;32-34)
Esta situación en sí no plantea ningún problema, pues con gusto
explicamos la verdad bíblica a todo el que desea conocerla, e incluso
regresamos a presentarle pruebas convincentes. (1 Pedro 3;15) No
obstante, algunos quizás no tengan verdadero interés en aprender la verdad
bíblica.
Muchas
personas se pasan horas debatiendo, semana tras semana, pero no porque busquen
la verdad, sino tan solo porque quieren socavar la fe de los
demás y alardear de su supuesta formación en hebreo, griego o ciencias
de la evolución. Algunos Testigos se han encontrado con ellas, se han
sentido desafiados y han acabado pasando mucho tiempo discutiendo sobre
creencias religiosas falsas, filosofías o errores científicos. Ha de notarse
que Cristo no dejó que eso le ocurriera a él, aunque podría haber
ganado debates con dirigentes religiosos instruidos en hebreo o griego.
Cuando lo desafiaban, Jesús daba una respuesta breve y volvía a dirigir
su atención a los humildes, a las verdaderas ovejas. (Mateo 22;41-46;
1 Corintios 1;23-2;2.) ("La
Atalaya" de 1.8.93, pág 16 y 17)
Análisis:
Socavar la fe de los demás es la
especialidad de los TJ en muchas ocasiones
cuando van por las casas ofreciendo sus revistas o folletos. Les chifla hablar
de la pederastia de los sacerdotes, de las monjas refunfuñonas, de los papas
bendiciendo ejércitos y de los obispos imponiendo sus instrucciones. Por esto
muchas veces no son bienvenidos.
En otras ocasiones, se encuentran con
personas que se sienten apabulladas por la verborrea fácil de los visitadores y
que por ello no saben ni que decir, siendo presa idónea para la colocación de
folletos e incluso para que acepten nuevas visitas o el inicio de alguno de sus
“prestigiosos” cursos sobre la Biblia.
También, en alguna que otra ocasión,
pueden encontrarse en sus vistas con personas que conociendo las instrucciones
de San Pedro para los visitadores, las apliquen a sí mismo y les reciban con “genio
apacible y profundo respeto”, o simplemente con buena educación.
Entre todos estos visitados se encuentran,
por desgracia en pocas ocasiones, con personas que también están listas para
defender su fe ante todo el que le exija razón de la esperanza que hay dentro
de ellos, y claro está, no es cuestión de decir que sí porque sí, ni de decir que
no porque no, ni se trata de debatir por debatir.
Pero si los TJ preguntan y lógicamente exponen
sus ideas ya que son ellos los que nos visitan, habrá que contestar si no se
está de acuerdo, y si no les gusta la respuesta habrá que insistir, todas las
veces que hagan falta, con todo el apoyo bíblico que sea necesario para que
queden claras las posiciones de unos y otros. Claro que a los TJ esto ya no les
va. Ellos quieren a poder ser, sumisión inmediata a sus doctrinas. Quien se las
discuta, los está desafiando, no buscan la verdad, quieren socavar la fe de los
Testigos. Todo lo que se quiera menos aceptar que no solo los Testigos tienen
su fe, una fe centenaria, sino que también los católicos, tienen, tenemos la
nuestra, una fe doblemente milenaria y que, repito, muchas veces por desgracia, no estamos preparados para defenderla.