martes, 15 de julio de 2014

JERUSALÉN FUE DESTRUIDA EN EL AÑO 607 aC. según los TJ

JERUSALÉN FUE DESTRUIDA EN EL AÑO 607 aC. según los TJ
s/TJ:
“Jerusalén fue destruida en el 607 aC” (“Ustedes son mis testigos”, “La Atalaya” 15/7/2014, pág 23-27)
Análisis:

En este artículo de los TJ, aparecen una serie de fechas relacionadas  con el famoso 1914 tan querido por esta organización religiosa. Cada vez que los TJ nos repitan que Jerusalén fue destruida en el año 607 aC, tendremos que recordarles que su querida fecha 1914, fundamentada en la de 607, está montada sobre una estructura endeble, asimismo asentada sobre un terreno arenoso y movedizo que en cualquier momento puede venirse abajo, acabando con esta fecha para siempre y demostrando de una vez por todas a los TJ sinceros, que  durante largos años han estado enseñando una fecha y unos acontecimientos que de ninguna manera corresponden a la realidad de los hechos.

Y es que la fecha 607 aC para la destrucción de Jerusalén es una fecha que no aparece lógicamente en la Biblia ni hay manera de poder llegar a ella por solo su información. Por tanto, debe buscarse en el ámbito de la Arqueología, de la Historia y de otras ciencias la información precisa que la Biblia no nos proporciona.

Cualquier enciclopedia que podamos consultar de este siglo, del pasado e incluso de finales del XIX, nos dice que este hecho histórico ocurrió en el año 586/587 aC y que por lo tanto los cálculos proféticos que efectúan los TJ a partir de la fecha 607 son totalmente erróneos.

Los TJ, al menos sus dirigentes, conocen perfectamente este tema, pero se han propuesto mantener el año erróneo de 607 porque con esta fecha pueden llevar sus cábalas numéricas hasta 1914, que es el año que en el fondo les interesa preservar de todo cambio.

Y así, como en otros hechos de la Biblia, los TJ anteponen sus juegos numéricos a la realidad que la ciencia puede ofrecer para un mejor entendimiento de las Sagradas Escrituras. En vez de ello, los TJ imponen una doctrina previamente confeccionada según sus intereses, e intentan, por todos los medios, ajustar la interpretación de la Biblia a esta doctrina. La aceptación del año 607 para la destrucción de Jerusalén es un ejemplo flagrante de esta actuación.