viernes, 14 de noviembre de 2014

SHEOL O HADES

s/TJ:

La Biblia asegura que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”. No están sufriendo tormento en el infierno ni esperando en el limbo, sino que sencillamente han vuelto al polvo.

Por consiguiente, la Palabra de Dios aconseja a los vivos: “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas” (Ecles 9;5) (Ecles 9;10) (Gn 3;19). El término hebreo Seol es poco familiar para la mayoría de la gente, y su origen es incierto. Muchas religiones enseñan que los muertos siguen con vida, pero como indica la Palabra inspirada de Dios, quienes se hallan en el Seol —la sepultura común de la humanidad— están muertos, inconscientes.

La primera vez que aparece la palabra Seol en la Biblia es en (Gn 37;35). El patriarca Jacob creía que había perdido a su amado hijo José en la muerte y no se dejó consolar; de ahí que exclamara: “¡En duelo bajaré a donde mi hijo, al Seol!”. Jacob deseaba morir y estar junto a su hijo en el Seol. Más adelante, nueve de los hijos del patriarca quisieron llevarse a Egipto a su hermano menor, Benjamín, para buscar provisiones a fin de combatir el hambre. Sin embargo, Jacob se negó, diciendo: “No bajará mi hijo con ustedes, porque su hermano está muerto y él ha quedado solo. Si le acaeciera un accidente mortal por el camino en que fueran, entonces ciertamente harían descender mis canas con desconsuelo al Seol” (Gn 42;36) (Gn 42;38). Estos dos pasajes relacionan el Seol con la muerte, no con la vida en el más allá. (Biblioteca en línea Watchtower: ¿Quiénes resucitarán?) 

En sus idiomas originales, la Biblia usa más de setenta veces el término hebreo sche’óhl y su equivalente griego háides, los cuales tienen relación con la muerte. En algunas Biblias se traducen “sepulcro”, “infierno”, “hoyo” y así por el estilo. Sin embargo, la mayoría de los idiomas no disponen de nombres que den a entender exactamente lo mismo que la palabra hebrea o la griega. Por eso, la Traducción del Nuevo Mundo adapta las dos al español: “Seol” y “Hades”. Ahora bien, ¿qué significado tienen? Veamos cómo se emplean en varios pasajes bíblicos. 

(Ecles 9;10) explica: “No hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas”. ¿Quiere decir esto que el Seol es cada tumba en la que enterramos a un ser querido? No. Cuando la Biblia habla de sepulturas individuales, no usa ni sche’óhl ni háides, sino otras palabras del hebreo y el griego (Gn 23;7-9) (Mt 28;1). Tampoco aplica el nombre “Seol” a una tumba donde se pone juntas a varias personas, como un panteón familiar o una fosa común (Gn 49;30-31). 

Entonces, cuando la Palabra de Dios habla del “Seol” o “Hades”, ¿a qué se refiere? A un lugar mucho mayor que una enorme fosa común. Por ejemplo, (Is 5;14) señala que el Seol es una región “espaciosa” que “ha abierto ancha su boca, más allá del límite”. Por así decirlo, el Seol ha devorado a un sinfín de muertos, y siempre quiere más (Pr 30;15-16). A diferencia de los cementerios, que solo admiten cierta cantidad de cadáveres, ‘el Seol no se satisface’ (Pr 27;20). En efecto, el Seol, o Hades, nunca se llena ni tiene límites. No se trata, por lo tanto, de un sitio literal que se encuentre en un punto determinado. Más bien, se refiere a la sepultura colectiva a la que van los difuntos o, lo que es lo mismo, al lugar simbólico donde la mayoría de la humanidad duerme el sueño de la muerte.

Cuando aprendemos lo que enseña la Biblia acerca de la resurrección, entendemos mejor qué es el Seol o Hades. La Palabra de Dios relaciona este lugar con la muerte de la que se puede resucitar (Jb 14;13) (Hech 2;31) (Ap 20;13). También indica que allí están tanto los que sirvieron a Jehová como muchos que no lo hicieron (Gn 37;35) (Sl 55;15). Por eso asegura que habrá “resurrección así de justos como de injustos” (Hech 24;15). (¿Qué enseña realmente la Bblia? pág 212,213) 

Análisis:

En la mente judía  de los  tiempos  bíblicos el Sheol o Hades significaba: lugar subterráneo profundo e invisible donde van las almas de todos  los que mueren, buenos y malos. Este concepto aparece plenamente confirmado por  el  erudito  y famoso historiador judío  Flavio Josefo, en su libro : "Discurso a los griegos acerca del Hades".  

Es interesante observar  al respecto, el lenguaje de  la Biblia en (Jb 33;24) (Sl 30;9) ( Am  9;2) ( Is 14;9-15) (Ez 32;21-31) (Num 16; 28-34) (Mt  12;40) (Lc 16;23) (Hech 2;27,31) (Ef 4;9,10), etc. En  todos estos pasajes las palabras "Sheol" o "Hades" son empleadas en términos que dan a entender una región, un lugar, una residencia de  los espíritus, no un estado  de inconsciencia. La parábola de (Lc 16;19-31) prosigue la evolución que había tomado la idea del Gehena o infierno en la literatura bíblica posterior, en la que se fue marcando, cada vez con más precisión, la diferencia existente en el más allá entre justos y pecadores.

"Porque no  dejarás mi alma  en el Seol" (NM)  (Sl 16;10) Y  no la dejó, porque resucitó.