¿ES POSIBLE CONOCER A DIOS?
s/TJ:
“La Biblia reconoce que hay aspectos
de Dios que a los humanos nos cuesta entender. Entre ellos figuran su eterna
existencia, su mente brillante y su inmensa sabiduría”. Refiriéndose al primero de ellos, a
la eternidad, dicen los TJ que la Biblia enseña
que Dios existe “desde siempre y por toda
la eternidad. Es decir, no tuvo principio ni tendrá fin, existirá siempre”.
(“La Atalaya” 1 Octubre 2015 (pág 12-13)).
Análisis:
Sólo una observación en este aspecto
de Dios que presentan los TJ. En el libro de Isaías (44;6), se puede leer: “Así habla Yavé, el rey de Israel, su
redentor, Yavé Sabaot. ‘Yo soy el primero y el último’ y no hay otro Dios fuera
de mí”. Esta expresión “Yo soy el primero y el último”, declara
solemnemente su eternidad. La fórmula, que también se expresa en (Is 48;12), quedará
estereotipada en la literatura rabínica posterior y será recogida por el autor
del Apocalipsis (Revelación).
Así
tenemos que estos títulos que expresan la eternidad, y que en las Escrituras
Hebreas (Antiguo Testamento) están aplicados a Yavé, o sea, a Dios, aparecen
tres veces en el Apocalipsis: (Ap 1;18) (Ap 2;8) y (Ap 22;13)
pero esta vez, en los tres casos, aplicados claramente a Jesucristo:
(Ap 1;18) "Primero y último" Aplicado a Jesús
(Ap 2;8)
"Primero y último"
Aplicado a Jesús
(Ap 22;13)
"Primero y último"
Aplicado a Jesús
Por otra
parte, tenemos también en la Biblia estos títulos sinónimos: "Alfa y
omega" que, a su vez, también los encontramos en el Apocalipsis
(Revelación) aplicados no solo al Creador, sino también a Jesucristo:
(Ap
1:8) "Alfa y omega"
Aplicado a Dios
(Ap
21;6) "Alfa y omega"
Aplicado a Dios
(Ap
22;13) "Alfa y omega"
Aplicado a Jesús
Los TJ no quieren aceptar, ni con estos títulos tan claros aplicados a Jesucristo, que el Hijo de Dios, por ser Dios, es igualmente eterno que el Yavé de las Escrituras hebreas. E interpretan estos versículos a su manera –contrariamente a lo indicado en (Ap 22;18,19)- evitando aceptarlos tal cual se desprenden del texto sagrado para no tener que entrar, por este y tantos otros puntos de la Biblia, en la consideración, entre otras cosas, del tema de la Santísima Trinidad
s/TJ:
El hecho de
que no podamos comprender todo sobre
Dios no significa que no podamos llegar a conocerlo. En la Biblia hallamos abundante información que nos enseña mucho de
él. Veamos el ejemplo de su nombre. La Biblia enseña que Dios
mismo escogió su nombre, pues dijo: "Yo soy
Jehová. Ese es mi nombre". Este nombre aparece más de siete mil veces en la Biblia, mucho más que cualquier otro (Isaías 42:8). En su oración modelo,
Jesús dijo: "Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9). Por
eso, use el nombre de Dios al orarle. Jehová está dispuesto a salvar a toda persona que respete su nombre (Romanos 10:13). (“La
Atalaya” 1 Octubre 2015, pág 13).
Análisis
Digamos, en primer
lugar, que Jesucristo no emplea el nombre de Jehová en
ningún momento de su ministerio porque así lo atestiguan los Evangelios y a
pesar de que los TJ nos digan: “Jesús dio a conocer el nombre de Dios
empleándolo en su ministerio” (La Atalaya 1/3/2019, pag 3-9).
¿Y cómo prefiere Jesús que se llame a Dios
cuando nos dirijamos a Él? Los propios textos de los Evangelios nos lo dicen: “Cuando
oréis, decid: Padre..." (Lc 11;2); "Vuestro Padre sabe
muy bien lo que necesitáis... Así pues, orad de esta
manera: Padre nuestro... " (Mt 6;8-9). ¿Es que cuando
un hijo se dirige a su padre es más adecuado que le llama Ramón o
Juan o Pedro, en vez de ¡Padre!? ¿Es que un hijo por el hecho de llamar
¡Padre! a su padre natural no se siente cerca de él? ¿Acaso un niño,
aunque sepa cómo se llama su padre o su
madre, cuando se encuentra delante de cualquier peligro
no le sale de su corazón: ¡mamá!, ¡papá!?
El apóstol Pablo dice que los
cristianos al tener el espíritu de Dios claman: "Abba Padre",
no claman Jehová o Yahweh. (Rm 8;15) (Gl 4;6). El
propio Jesús unas horas antes de ser ajusticiado, estaba en
el huerto de Getsemaní y oró clamando a
su Padre diciendo: "Abba Padre, todas las cosas te son
posible; remueve de mí esta copa" (Mc 14;36). Y bien, ¿qué
significa la palabra "abba"? Lo más entrañable y cariñoso
de un hijo hacia su progenitor. Proviene del
arameo y encierra el sentido de "papá"; algo muy apropiado para
dirigirse a Dios. Ni su última exclamación cuando estaba en la cruz a punto de
expirar fue dirigida a Jehová, sino a ¡Padre!
Pero es que para rematar el tema podríamos
preguntarnos ¿Qué pronunciación consideran los TJ como más correcta? En
la página 25 del prefacio de la Traducción del Nuevo Mundo de las
Escrituras Griegas Cristianas en inglés, publicada por la Sociedad
Watch Tower Bible and Tract en 1950, los
traductores declararon que se inclinaban a "considerar
la pronunciación 'Yahweh' como la manera más correcta". ("La
Atalaya" de 1.12.64, pág 711) Ver también (Usted puede vivir… pág 43 y
44). Por otra parte reconocen que “Toda persona desea no
solamente que su nombre sea tratado con el debido respeto, sino también, que se
pronuncie correctamente” (“Santificado sea tu nombre”, pág 15)
Así, pues, los TJ dan a conocer una
pronunciación del nombre de Dios que saben sobradamente que es falso y
además se empeñan en que Jesucristo lo utilizaba en su ministerio cuando éste
el único nombre que empleo fue el de “Padre”. Los Evangelios son el único
testimonio de ello y es fácil comprobarlo.
s/TJ:
La Biblia enseña que hay dos mundos:
uno espiritual, en el que solo habitan criaturas
espirituales, y otro físico, formado por la Tierra y el universo (Juan 8:23; 1 Corintios 15:44). La palabra cielos se usa en la Biblia para
hacer referencia a la región espiritual. La morada
del Creador está en esos cielos (1 Reyes 8:43). Al saber esto, es más fácil entender cómo es Dios. El
Creador no es una fuerza desconocida que está en
todas partes. Jehová es una persona que vive en un lugar real. Pero desde allí ve todo, "no hay creación que no esté manifiesta a la vista de él" (Hebreos 4:13). (“La
Atalaya” 1 Octubre 2015, pág 13-14).
Análisis:
Aunque el pensamiento actual de los TJ
sobre este tema es el que se acaba de exponer, es interesante conocer que,
Rutherford, el que fue segundo líder de los Testigos de Jehová, determinó el
lugar preciso dónde está Dios: "la estrella Aleyone de la
constelación de Las Pléyades, es la sede de su trono eterno" ("Réconciliation",
pág 12) Supongo que después los TJ reconocerían su error, ya que en
1953 anunciaron: "No es sabio fijar el punto de Su trono".
Y analizando la doctrina actual de los TJ,
me parece una enorme tontería que aunque hablemos de Dios como una persona,
queramos fijarle un lugar concreto de residencia en alguna parte de los cielos.
Dios –por su infinidad e inmensidad- está presente en todas las cosas y
lugares por esencia, presencia y potencia. Y que Dios es infinito e inmenso, está reiteradamente expuesto en las Sagradas Escrituras. He aquí algunos textos impresionantes, que podrían
multiplicarse con abundancia:
«¿Dónde podría
alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subiera a los cielos,
allí estás tú. Si bajare a los abismos, allí estás presente. Si, robando las
plumas a la aurora, quisiera habitar al extremo del mar,
también allí me cogería tu mano y me tendería tu diestra. Si dijere: «Las
tinieblas me ocultarán, será la noche mi luz en torno mío», tampoco las tinieblas son densas para ti, y la noche
luciría como el día, pues tinieblas y luz son iguales para ti» (Sl 139;7-12).
«¿Soy yo, por
ventura, Dios sólo de cerca? Palabra de Yavé. ¿No lo soy también de lejos? Por mucho que uno se oculte en
escondrijos, ¿no le veré yo? Palabra de Yavé. ¿No lleno yo
los cielos y la tierra? Palabra
de Yavé» (Jer 23;23-24)
«¿Crees tú poder sondear a Dios, llegar
al fondo de su omnipotencia? Es más
alto que los cielos. ¿Qué harás? Es más profundo que el abismo. ¿Qué
entenderás? Es más extenso que la tierra, más ancho que el mar» (Job 11;7-9)
Dios no es sólo eterno (Rm
16;26) (1Tim 1;17), sin principio ni fin, trascendente al
tiempo e invisible (Jn 1;18) (1Tim 6;16), sino que
también es, explícitamente, espíritu, "es el Gran
Espíritu, aquél cuya existencia es eterna" (Jn 4;24) (Sl 90;1-2) , por lo
cual no está atado al tiempo y al espacio.
¿Pero no se dice en la Biblia: "...los
cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte" (1Re
8;27) (2Par 2;6) (2Par 6;18); "...¿Adónde huir
de tu presencia? (Sl 139;7-12). Ver también:
(Jr 23;23-24) (Jb 11;7-9) (Hech 17;24) (Hech 17; 27-28).
«El Dios que hizo el
mundo y todas las cosas que hay en él, ése, siendo Señor del cielo y de la
tierra... No está lejos de nosotros, porque en El vivimos y nos movemos y
existimos» (Hech 17;24 y 27-28). Y es que Dios, como espíritu, está
en todas partes.