¿TENEMOS QUE ORAR SOLO A JEHOVÁ?
s/TJ:
“Si queremos que Jehová, el Dios de la Biblia, nos escuche,
tenemos que orarle solo a él. No debemos orar a ningún otro dios ni a nuestros
antepasados….” (“La Atalaya” 1/10/2015, pág 4)
Análisis:
Los TJ nos ofrecen en su Atalaya del 1 de octubre de
2015, un artículo que titulan “¿Por qué ora la gente? En el primero de sus apartados que a su vez
titulan ¿Hay alguien escuchando?, nos dicen que “Si
queremos que Jehová, el Dios de la
Biblia, nos escuche, tenemos que orarle solo a él”, y añaden, subrayando lo dicho, que “No debemos orar a ningún otro dios ni a
nuestros antepasados….”. Está claro
que los TJ nos están diciendo claramente que no debemos orar, que no debemos
hablar –que al fin y al cabo esto es orar- con el Hijo de Dios. Ya sabemos que
para los TJ, el Hijo de Dios es solamente un dios, un dios de segunda
categoría, y por lo tanto no debemos relacionarnos con Él para nada ¡No tenemos
nada que contarle, ni nada que suplicarle, ni nada que agradecerle! ¡No podemos
hablar de cualquier aspecto de nuestra vida con el Hijo de Dios hecho hombre!
En fin, debemos considerarlo como un cero a la izquierda. En la Atalaya del 1
de enero de este mismo año, págs 14-15, los TJ ya nos preguntaban hablando del
mismo tema: “¿Debemos orar a Jesús?” Parece
que les cueste decirlo claramente y se escudan en preguntas y expresiones... Los
TJ deben decirlo de una vez: A Jesús, ¡ni agua, como en la cruz!. Debemos hacer
lo que nos ha ordenado, pero ni una palabra de conversación. Nuestra relación
con Él ha de ser ¡cero!. Ya podemos clamar ¡Es el Hijo de Dios! Los TJ nos
dicen ¿y qué?, ¡Murió por nosotros, resucitó y está en el cielo! ¿y qué nos
importa?
Definitivamente, los TJ no han entendido
qué es orar por muchas páginas que llenen de su revista hablando sobre el tema.
No han comprendido la grandeza del Hijo de Dios y lo que ha hecho por nosotros,
y no tienen ni idea de los sentimiento humanos de agradecimiento, de afecto, de
súplica, de miedo, de alegría, de compasión, de angustia… que perviven en todo
hombre y que ante la figura y la obra del Hijo de Dios necesitan expresarse con
toda la fuerza del corazón.
Pero, aparte de la razón, veamos que nos dice la
Biblia sobre el tema que nos ocupa.
(1Jn 5;13-15)
Estos versículos son decisivos. Veámoslo en las
versiones de Nacar Colunga y Nuevo Mundo.:
“Esto os escribo a los que creéis en el nombre del
Hijo de Dios, para que conozcáis que tenéis la vida eterna. Y la confianza que
tenemos en Él es que, si le pedimos alguna cosa conforme con su voluntad, Él
nos oye. Y si sabemos que nos oye en cuanto le pedimos, sabemos que obtenemos
las peticiones que le hemos hecho.” (NC) (1Jn 5;13-15)
“Les escribo estas cosas para que sepan que tienen
vida eterna, ustedes que ponen su fe en el nombre del Hijo de Dios. Y esta es
la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos
oye. Además, si sabemos que él nos oye con respecto a cualquier cosa que
estemos pidiendo, sabemos que hemos de tener las cosas pedidas puesto que se
las hemos pedido a él.” (NM) (1Jn 5;13-15)
Más claro, el agua: “… si pedimos al Hijo de Dios
alguna cosa ... él nos oye ... y si sabemos que él nos oye … sabemos que hemos
de tener las cosas pedidas puesto que se las hemos pedido a él.
Pero los TJ en (¡Despertad
de febrero de 2012, pág 15), dicen que esto no es así, que Juan no se
refiere al Hijo de Dios en este párrafo, sino al propio Dios. Creo que no hay
que esforzarse mucho para ver que Juan, en estos versículos, se refiere efectivamente
al Hijo cuando dice estas palabras. Simplemente hay que saber leer. Esto no quita que en otros párrafos, por
ejemplo en esta misma carta de Juan, (1Jn 3;22), se nos diga lo mismo
refiriéndose a Dios Padre (1Jn 3;1). Precisamente estos párrafos que colocan al
Padre y al Hijo al mismo nivel de actuación, debería hacer meditar a los TJ
acerca de su posición sobre la divinidad del Hijo.
(Hech 3;6)
“En nombre de Jesucristo Nazareno, ¡anda!”
(Jn 14;6)
“Yo soy el
camino, la verdad y la vida –ha declarado Jesús- nadie viene al Padre sino por mí”.
Pues si el Hijo es el camino para llegar a Dios, mal lo tenemos si al elevar una oración, una conversación, un comentario al Hijo, éste no nos va a escuchar.
Pues si el Hijo es el camino para llegar a Dios, mal lo tenemos si al elevar una oración, una conversación, un comentario al Hijo, éste no nos va a escuchar.
(Jn 10;9)
“Yo soy la
puerta, el que por mí entrare se salvará, y entrará y saldrá y hallará pasto”.
Pero como podré abrir esta puerta, si cuando llame a
ella, nadie me oye.
(Jn 4;10)
“Si conocieras
el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías a él,
y él te daría a ti agua viva”.
Está claro que es necesario pedirle al Hijo que nos dé
a beber de esta agua viva que nos lleva a Dios. ¿Pero cómo hacerlo si al
pedírsela no nos oye?
(Jn 14;21)
“… el que me ama… yo le amaré y me manifestaré a él”
¿Y cómo va a manifestarse si no hay ninguna relación
entre Él y nosotros? Si no podemos ni decirle ¡Te amo!
(Jn 14;13,14)
Jesús nos dice: “… lo que pidiereis en mi
nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo; si me pidiereis
alguna cosa en mi nombre, yo la haré” (Jn 14; 13,14) (NC)
El último párrafo, los TJ lo traducen de la siguiente
manera: “…Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré” (NM).
Omiten el “me”
La palabra-por-palabra Griega ofrecida en la
“Traducción Interlineal del Reino” es: “si alguna vez cualquier cosa
ustedes me piden en nombre de mí eso yo haré”. En la misma línea, el
“Nuevo Testamento interlineal” de Lacueva dice: “y cualquier cosa que
pidáis en el nombre de mí, eso haré”.
De acuerdo a estos textos en Griego, el Señor Jesús
enseñó a sus discípulos que le oraran a Él y Él (Jesucristo) les concedería lo
solicitado.
El efecto, pues, es el mismo cuando la oración es
dirigida al Padre que cuando es dirigida al Hijo. Véase la versión que hemos
visto de NC:
v13a: “Y lo que pidiereis (al Padre) en
mi nombre eso haré (yo)…
v14: “Si me pidiereis
alguna cosa en mi nombre yo lo haré”
Lo que pidan al Padre en “nombre” de Cristo, eso lo
hará Cristo. Podría pensarse que Cristo lo haría como un instrumento del Padre.
Pero parece acusarse deliberadamente la divinidad del Verbo encarnado, al
ponerse a éste en una misma línea con el Padre. Por otra parte, tenemos paralelos
en el Antiguo Testamento (Escrituras Hebreas) (Sl 79;9) (Sl 25;11) (Sl 31;4).
Omitida la expresión “me”, como hacen los TJ y
también -hay que decirlo- algunos códices, la frase se convierte en una
repetición del versículo anterior, lo que no tiene ningún sentido. Veamos para
comprenderlo la traducción del NM de los TJ:
v13a: “Cualquier
cosa que ustedes pidan (al Padre) en mi nombre, esto lo haré (yo)…
v 14: “Si
ustedes piden (al Padre) algo
en mi nombre, lo haré (yo).”
Como se puede comprobar, dice lo mismo en un versículo
y en el otro. No tiene sentido su repetición. Esto no ocurre si la traducción
es la correcta.
(Hech 8;22-24)
Pedro le dice a Simón: “Arrepiéntete, pues, de
esta tu maldad y ruega al Señor que te perdone este mal pensamiento de tu
corazón, porque veo que está lleno de maldad y envuelto en lazos de
iniquidad". Simón respondió diciendo: “Rogad vosotros por mí al Señor para
que no me sobrevenga nada de esto que me habéis dicho” (Hech 8;22-24) (NC)
Veamos la traducción del Nuevo Mundo: “Arrepiéntete,
por lo tanto, de esta vileza tuya, y ruega intensamente a Jehová que, si es
posible, se te perdone el proyecto de tu corazón porque veo que eres hiel
venenosa y cadenas de injusticia. En respuesta dijo Simón: “Rueguen ustedes
intensamente a Jehová por mí para que no me sobrevenga ninguna de las cosas que
han dicho” (Hech 8;22-24) (NM)
La diferencia entre ambas traducciones está en que en
la primera, la de NC, se nombra al Señor refiriéndose, pues, al Hijo. En la
segunda, la de NM, desaparece el Señor y en su lugar, los TJ, colocan a Jehová.
Y es que los TJ, fieles defensores del nombre de Dios
Jehová, consideran erróneamente que en el NT (Escrituras griegas) cada
vez que aparece “Kyrios” (Señor), debe traducirse por Jehová, salvo, claro
está, aquellos casos en que para salvar sus previas interpretaciones les
interese no cambiarlo. O dicho de otra manera. Cada vez que en el original
aparece “Kyrios”, los TJ traducen esta palabra por Jehová, Jesucristo o Señor,
según les interese para apoyar sus interpretaciones. Como se deduce fácilmente,
la interpretación resultante no puede tener demasiadas garantías. La traducción
de los TJ de (Hech 8;22-24) es un buen ejemplo de ello.