Los
TJ presentan en (¡Despertad! de Noviembre 2015, pág 3 al 6) un artículo que han
titulado ¿Tiene futuro la religión?
En
primer lugar, decir que Los TJ nos ofrecen unos datos tomados en su mayor parte
de “Global index of Religion and Atheism” (Índice mundial de religión y ateísmo
2012) preparado por Gallup internacional. Los sondeos se realizaron en 57
países que representan el 73 % de la población mundial. Entre ellos también
España.
Ya
que los TJ no han ofrecido la información de este país en concreto y la de la
población mundial, la presento a continuación, para completar la información
facilitada por los TJ, al menos para los españoles.
Según
el estudio, el 59% de la población mundial se considera
a sí misma como religiosa. El 23% de los habitantes del planeta se tiene por no
religioso. En España el 52 % de
la población se considera religiosa, el 38% como no religiosa y el 9% como
atea. Lo que el estudio no revela es por qué el porcentaje de ateos no es más
alto en España en comparación a otros países de la zona; la respuesta reside en
que entre 2005 y 2012 algo ha sucedido en España: la afluencia de inmigrantes
hispanoamericanos, que en su mayoría se consideran religiosos, ha hecho
descender el porcentaje de ateísmo (más alto entre la población autóctona).
De
todas maneras, y siguiendo con España, sobre el tema de la religión hay
encuestas para todos los gustos. El pasado mes de abril –tomo los datos del
periódico “La Verdad” de Murcia del 15 de abril- se publicó otra encuesta,
similar a la anterior, también de Gallup internacional, y realizada en 68
países, donde los resultados para España son completamente diferentes, a peor,
de los correspondientes al sondeo efectuado en 2012. Y así tendríamos para
España; un 37% de los encuestados se consideraron religiosos, un 35%
como no religiosos, un 20% ateos convencidos y un 8% no respondió. El país
queda, así, en decimoquinta posición de los menos religiosos de los integrantes
del estudio.
Visto
esto, y aceptando porque es un hecho clarísimo, que por diversos motivos,
digamos coyunturales, actualmente disminuye en prácticamente todos los países
del mundo el porcentaje de la población que se considera religiosa, no nos
hemos de poner nerviosos. Es verdad, que resulta imposible predecir el rumbo
que va a seguir la fe en las próximas décadas, pero al examinar lo que sabemos
de la religión podemos encontrar pistas de lo que puede pasar. Y la conclusión
a la que llegan diversos estudios que circulan por internet es bastante
positiva. Podéis ver, por ejemplo:
Es,
pues, necesario, no poner más madera al fuego y recordarle, ¡otra vez!, a los
TJ, que ellos también forman parte de una religión cristiana. ¿O ya no se
acuerdan de su fundador, C.T. Rusell que la considero nada menos que “nuestra santa religión” (s/“Anuario de
1975”, pág 38) y que en (“La
Atalaya”, 1955, págs. 405) se asegura que “…la religión correcta que queda es la de los
Testigos de Jehová”.
Después de
este preámbulo, veamos el análisis de este artículo.
s/TJ:
Los TJ
escriben, al final de la primera columna de la pág 4 y con relación al apartado
“¿Por qué abandonan la religión? Mejora de la situación económica. LO QUE DICE
LA BIBLIA”, que “las Escrituras ya decían que ‘en los últimos días’ el amor
al dinero y los placeres reemplazarían al amor de Dios y la gente (2Tim 3;1-5)”
Análisis:
Algo de esto
dicen estos versículos de (2Tim 3;1-5), pero Pablo habla aquí de hombres
perversos (v2-4) que surgirán en los últimos días (v1) y que tendrán “apariencia
de piedad” aunque en realidad estarán muy lejos de ella (v5) y que “se
introducen en las casas” (v6). ¿A
quiénes se refiere aquí Pablo? Vale la pena leer todo el fragmento bíblico
propuesto. Esos “últimos días”, conforme al significado corriente de la
expresión (Is 2;2) (Hech 2;17) (1Tim 4;1), es la era mesiánica en que vivimos,
último período de la historia humana. Pablo no sabe si ese período será largo o
corto (1Tes 5;1-11), lo que sí sabe, pues ya lo había anunciado Jesucristo (Mt
24;11-12) (Lc 18;8), es que antes de la parusía o final de ese período surgirán
hombres perversos, seudoprofetas con apariencia de piedad, con peligro de
seducir incluso a los elegidos, si ello fuese posible. Conviene, pues, vivir
vigilante. Es lo que Pablo encarga a Timoteo.
Ante estas
palabras de Jesucristo y de Pablo, es interesante no perder de vista a los
grupos religiosos que han aparecido en esos últimos años (“últimos días”). Así,
por ejemplo, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, total unos ciento
treinta años, podemos contar más de mil, entre ellos alguno muy activo. ¡El que
tenga oídos, que oiga!
s/TJ:
Los TJ
escriben, al final de la segunda columna de la pág 4 y con relación al apartado
“¿Por qué abandonan la religión? Tradiciones religiosas y moralidad. LO QUE
DICE LA BIBLIA” que Jesucristo dio una advertencia con respecto a los
falsos maestros: ‘…Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol
podrido produce fruto inservible (Mt 7;15-18)”. Ese “fruto inservible”
incluye entrometerse en la política…”
Análisis:
Dicen los TJ que “Jesús no intervenía en las
cuestiones sociales y políticas de su tiempo” (La Atalaya 1 de Junio de 2009,
págs 12-15).
Leyendo el Nuevo Testamento o Escrituras Griegas, es
patente que la muerte de Jesús, en parte, fue dictada precisamente por motivos
de esta índole.
En toda la historia de Israel, narrada en el Antiguo
Testamento, apenas si existe frontera entre religión y política.
Y no son pocas las referencias a las estructuras de
la sociedad y al poder político que encontramos en el Nuevo Testamento. Y, por
otra parte, Jesús se refiere a normas de vida política: todo reino
internamente dividido perece (Lc 11,17); un rey debe calcular sus fuerzas antes
de hacer la guerra (Lc 14,31-32); los que cogen la espada
perecerán por la espada (Mt 26,52); los hijos de los reyes no pagan
tributos (Mt 17,24-27). Enuncia una norma de justicia social: el
trabajador tiene derecho a su salario (Lc 10,7). Dedica una acerba ironía
a los tiranos de su tiempo (Lc 22,25). Responde, en fin, a la
malintencionada pregunta de los fariseos y los herodianos situando al
César y a sus tributos en el campo de «lo
que no es de Dios» (Mt 22,21), dando pretexto con ello a que más
tarde se le acuse de prohibir que se pague tributo al Imperio
(Lc 23,2).
No deja de ser significativo
que Jesús no fuera nunca solicitado ni acusado de colaboracionismo con los ocupantes. A primera vista parecería que su actitud
se prestaba a ello: un hombre que, en su patria ocupada y ansiosa de liberación, anuncia que no ha de venir ningún mesías
guerrero, predica una religión universal e inculca el amor a los enemigos, debiera haber
atraído la simpatía del gobierno
ocupante y de sus colaboradores, saduceos y herodianos. Ocurre, sin embargo, todo lo contrario:
los sumos sacerdotes y los fariseos
deciden la muerte de Jesús porque, si no, «todos creerán
en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro santuario y nuestra nación» (Jn 11;48); y, a su vez, Pilato lo condenará bajo la inculpación jurídica de rebeldía
contra el Imperio (Jn 19;12).
¿Cómo explicar tan sorprendente hecho? Por una parte, sin duda, porque Jesús entronca
claramente, aunque dándoles un nuevo sentido, con las esperanzas mesiánicas de
Israel, e incluso
elige sus discípulos en los círculos en que esta expectativa era más intensa
(uno de ellos, al menos, Simón, parece que era un zelota) (Lc 6;15). Por otra
parte, porque las
constantes críticas de Jesús a los ricos y los poderosos y su independencia ante las
autoridades hacían imposible,
sin duda, contarlo entre sus partidarios. (Lc 6;15) (Lc 13;32)
Que los cristianos no sean parte de este
mundo, no quiere decir que los cristianos no deban intervenir en las cuestiones
sociales y políticas de su ambiente. Si esto es “entrometerse”, como dicen los TJ, Jesucristo no lo entendió de esta
manera.
s/TJ:
Los TJ
escriben, al final de la primera columna de la pág 5 y con relación al apartado
“¿Por qué abandonan la religión? La ambición de las iglesias. LO QUE DICE LA
BIBLIA”, que el apóstol Pablo escribió: “Nosotros no andamos negociando con
el mensaje de Dios” (2Cor 2;17) Lógicamente, los TJ a continuación se
explayan acerca de todas sus virtudes alrededor de este tema.
Análisis:
No digo que no haya una cierta dosis de
verdad en sus palabras de reproche hacia la forma de vida de algunos obispos,
he dicho algunos no muchos como ellos nos dicen, pero lógicamente es un
comportamiento que no está aceptado y, por ello, se está intentando corregir.
Pero, aunque podría hacerlo, no voy a caer en aquello de “y tú más…”. Sólo
recordar a los TJ de a pie que si la Watch Tower es tan perfecta en este
apartado y no anda en negocios con el mensaje de Dios ¿Por qué muchos (repito
“muchos”) TJ se quejan de la falta de transparencia en la información económica
de la sociedad que sólo habla de gastos y más gastos que se deben cubrir? ¿Qué
pasa con la financiación de los Salones del Reino? ¿Y con las cuotas de las
congregaciones? ¡Y que conste que yo no he sacado el tema de la mayor o menor
importancia que la religión le da al dinero!
s/TJ:
Los TJ, en la pág 5, en el apartado que
titulan “Estaba predicho que la gente
abandonaría la religión” nos explican el origen y su significado de la
expresión en el Apocalipsis de Babilonia
la Grande y a continuación, en el apartado “Sálganse de ella”, nos animan (a los que no somos Testigos de
Jehová) a abandonar nuestra religión, nuestra fe, y abrazar la de los TJ que
consideran está fundamentada en una adoración limpia y pura que llenará la Tierra
y durará para siempre.
Análisis:
Los TJ, nos dicen que en vista del
castigo que espera a Babilonia la Grande, amorosamente la advertencia de Dios “sálganse de ella” (Ap 18;4), va dirigida
a la gente de Babilonia que pertenece a cualquier religión que no sea la de los
Testigos cristianos de Jehová y que están molestos con las mentiras de la religión
y quieren acercarse a él. Deben abandonar su religión y unirse, cuanto antes, a
las filas de los TJ, única religión verdadera.
Pero esto no es así. Esto no es lo que
dice la Biblia. La Biblia nos dice que en Babilonia la Grande, no todos
participan de su impiedad. También moran allí muchos que pertenecen al pueblo
de Dios (los TJ, claro) así como en la antigua Babilonia moraban los hijos de
Israel. Pues a estos, a los TJ, si ellos se consideran la religión verdadera, se
dirige la voz del cielo cuando dice: “Sálganse
de ella, pueblo mío (v4)”, ordenando a los fieles que abandonen la ciudad
para no contaminarse con sus pecados, no sea que les pueda alcanzar el castigo.
O bien les manda salir de la gran urbe para que no se vean materialmente
envueltos en las malas obras de los infieles y descarguen también sobre ellos
los grandes castigos que se abatirán sobre Roma. En nuestro caso, la
exhortación de Juan pudiera también tener un sentido moral, en cuanto que
aconseja a los cristianos aislarse de toda contaminación con los paganos (2Cor
6;14).
Si los TJ creen que se cumple ahora esta
advertencia, ya saben lo que tienen que hacer. Jesús mismo manda a sus
discípulos que huyan cuando vean que Jerusalén está a punto de ser cercada, y
huyeron a Pella en Transjordania (Mt 24;16-20). Y si los TJ se toman en serio
sus propias palabras: “Pronto, Dios
eliminará de forma repentina las religiones que engañan y perjudican a la humanidad” (“Buenas
noticias de parte de Dios” (2012), pág 26) alguna iniciativa deberían adoptar
para al menos aislarse ya de toda contaminación con los paganos… que somos los
que no estamos de acuerdo con su doctrina ni mucho menos con las obligación de
seguir las instrucciones que emanan de la Watch Tower.