DE MONJAS A VERDADERAS HERMANAS
ESPIRITUALES
En la
“Atalaya de estudio” del mes de abril de 2016, en las páginas 23 a la 26, los
Testigos de Jehová explican una “enternecedora” historia de cuatro hermanas que,
después de pasar por distintos conventos de monjas en busca de comida a cambio
de profesar diversos votos, decidieron seguir su vida por otros derroteros.
Quisiera
centrarme en la historia de una de estas hermanas, Felisa, la mayor, persona
“muy creyente”. Esta, parece que iba para misionera, pero, según su propio
testimonio, las monjas no estaban por la labor y no colaboraron en hacer
realidad este deseo, por lo que decidió volver a casa, donde rezaba el rosario
todas las tardes con su tío, al que cuidaba, y que era el párroco del pueblo.
Por otra parte, “también le gustaba decorar la iglesia con flores y adornar las
imágenes de la virgen y de los santos”. No está mal.
Nuestra
Felisa se casó y se fue a vivir a Cantabria. ¡Bonita tierra! Un domingo escuchó
sorprendida en la misa a la que asistía todas las semanas, que el sacerdote se
mostraba muy crítico, “muy enfadado” enfatiza, contra un libro titulado “La
verdad que lleva a vida eterna”. Felisa, que ya no sé si en aquel tiempo seguía
rezando el rosario, y si seguía decorando iglesias y adornando las imágenes de
la virgen y de los santos, sintió un irresistible deseo de conseguir “cuanto
antes” un ejemplar de aquel libro.
La
casualidad, que muchas veces soluciona inexplicablemente nuestras inquietudes,
vino en ayuda de Felisa. Nos cuenta que a los pocos días unos Testigos de
Jehová, que en aquel tiempo, dicho sea de paso, todavía no se reconocían como
testigos “cristianos”, llamaron a su puerta y le ofrecieron el libro prohibido
por el párroco de la parroquia. Yo me imagino este momento como aquél en que,
según la Biblia, el diablo -y que me perdonen los testigos de Jehová- ofrecía
la manzana a Eva, nuestra madre original. Y como hizo Eva, también Felisa cayó
en la tentación. Eva comió de la manzana y dio parte de ella a su pareja Adán.
Felisa parece ser que fue más egoísta porque “esa misma noche lo leí”. ¡Se
tragó en una sola noche “La verdad que lleva a vida eterna”! Ya es tragar. Dice
Felisa que “La verdad enseguida me llegó al corazón” Pero… ¿Qué verdad?
Felisa tiene
ahora 91 años y según una nota al final de la historia que aparece en la
revista a la que he aludido al principio “continúa sirviendo con celo a Jehová”
Me gustaría conocer a Felisa para que me contara, mirándome a los ojos, qué tema
o temas de los que se presentan a lo
largo de los 22 capítulos de que consta este libro, le llegó al corazón, y
supongo que también a la cabeza, de tal manera que su anterior devoción
religiosa se convirtiera, según sus propias palabras, “en un profundo amor por Jehová”.
Felisa tuvo
que leer aquella noche de principios de los años 1970, en la pág 8 del libro de
marras, que “la Palabra de verdad de Dios nos dice muy claramente que con
rapidez nos estamos acercando a un cambio de alcance mundial” y que Dios
ofrecerá una serie de bendiciones a favor de la humanidad creyente que
acontecerán en la misma Tierra que ahora pisamos y dentro de la actual
generación.
Felisa se lo
creyó de inmediato e inexplicablemente siguió creyéndoselo cuando seguramente
se enteró, a posteriori, que ya se esperaban estos acontecimientos en 1914 y en
otras fechas anteriores. ¿Y qué había pasado? ¡Nada! Por eso, en aquellos años,
los Testigos de Jehová estaban apostando por un nuevo año, el 1975. Si Felisa
se bautizó en 1973, como ella misma nos dice, seguro conocía esta nueva
esperanza de las “infalibles” profecías de los Testigos de Jehová ya que el
tema fue ampliamente publicitado. ¿Qué ocurrió cuando llegó 1975? De nuevo,
como en 1914, ¡nada de nada! Muchos Testigos de Jehová se desilusionaron con
toda la razón. Felisa, no. Luego, se insistió en que todas las profecías
relacionadas con los últimos días tenían que cumplirse inexorablemente dentro
de la generación de 1914, tema que ya exponía el libro que encandiló a Felisa.
Pero la marcha del tiempo que es implacable, ya ha hecho cumplir a esta
generación ¡más de un siglo de vida! Y Felisa sigue creyendo…
En la pág 13
de “La verdad…” se puede leer que “si una
religión acepta la Biblia como la Palabra de Dios, no va a usar ciertas partes
de ella y rechazar otras… siendo esto así, la religión que tiene la aprobación
de Dios tiene que concordar en todos sus detalles con la Biblia”. Felisa,
que según se deduce de sus propias palabras, pocas Biblias había leído o
consultado hasta entonces, seguramente consideró estas afirmaciones totalmente lógicas
y aceptables, creyendo inocentemente, como repiten una y otra vez los Testigos,
que todas las Biblias son iguales. Pero cuando se bautizó en 1973, ¿todavía no
se había dado cuenta de que en la Biblia de tapas verdes que entonces manejaban
los Testigos de Jehová, o sea, su Traducción del Nuevo Mundo, aparecían decenas
de “errores” totalmente provocados por sus editores y modificaciones
abominables para hacer coincidir esta Biblia, su Biblia, con la doctrina
totalmente ajena a la verdad que iban diseminando por el mundo? Y ahora, con
sus 91 años, ¿sigue sin darse cuenta de que cuando, por ejemplo, predica que el
Hijo de Dios es un ser creado, está enseñando algo fundamental que no aparece
en ninguna parte de la Biblia y que además está en contra de cualquier
razonamiento sobre su propia naturaleza? La Biblia de los Testigos de Jehová está
saturada de traducciones incorrectas, de palabras añadidas sin ninguna
indicación de que faltan en el original, de palabras que pretenden concretar el
sentido de una frase o de ser el complemento necesario para su “correcta”
interpretación…, etc. Cualquier persona mínimamente instruida sobre la Biblia,
conoce todos estos detalles y comprende que esta Biblia está dispuesta para que
de ella emane la doctrina -totalmente falsa- que los Testigos de Jehová quieren
inocular a la sociedad.
En “La verdad
que lleva a vida eterna”, Felisa pudo leer, entre otros, el tema del nombre de
Dios. Se sabe de sobras y los propios Testigos de Jehová admiten y reconocen, que
Jehová no es la pronunciación correcta de la palabra que en la Biblia designa
al nombre de Dios, que es más correcta la pronunciación de Yahvé. ("La
Atalaya" de 1.12.64, pág 711) (Usted puede vivir… pág 43 y 44). Aún así,
los TJ, fieles defensores de la Biblia, interpretes infalibles de
la Palabra de Dios que
no aceptan la mínima diferencia de criterio en
sus interpretaciones, resulta que en algo que -según dicen-
constituye la primera razón por la que el Hijo de Dios vino a
la Tierra: 'dar a conocer el nombre de su Padre' (La Verdad…, pág 127) ("Usted
puede vivir...", pág 60), hacen la concesión de aceptar
como nombre de Dios el de 'Jehová', a pesar de "considerar la
pronunciación Yahvé como la manera más correcta", porque la
expresión Jehová ha sido conocida de la gente por
muchos siglos... Sin comentarios...
En la misma
pág 127 de “La Verdad” se puede leer que “Jesucristo no dejó de usar el nombre
de su padre, ni lo trató como cosa sin importancia” cuando de hecho, ni en una
sola ocasión aparece en su boca el nombre de Jehová, pero sí el de ¡padre!
Y con
relación a la Santísima Trinidad, por ejemplo, los Testigos de Jehová, después
de una serie de falsas interpretaciones a lo largo de las páginas 22 a 26, se
olvidan de citar el más importante versículo sobre este tema, (Mt 28;19), en el
que Jesús dice a sus apóstoles: “…Vayan y hagan discípulos de gente de todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo...”
(NM) Escribir cada uno de los nombres con mayúscula o con minúscula, no cambia
el hecho de que todo lo que se hace en nombre de alguien es porque se ha
recibido previamente de ese alguien su poder y su autoridad para hacerlo. En
este caso, tres son las personas que dan este poder y autoridad, el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo, como enseñan los Testigos de
Jehová, no es una persona sino una fuerza desprovista de decisión y
entendimiento propio, poca autoridad y poder podrá delegar y por lo tanto no
podrá bautizarse a nadie en su nombre. En cambio Jesús lo equipara al Padre y
al Hijo, luego…
Y así
podríamos ir repasando todas y cada una de las páginas de este libro de tapas
azules titulado “La Verdad que lleva a Vida eterna” y que tanto encandiló, y
sigue encandilando a Felisa. Y en cada uno de los temas que describe podríamos
ir señalando la serie de falsedades que en general apoyan su nefasta doctrina.
En esta misma web que está
visitando, podrá encontrar todos los principales temas que componen la doctrina
de los Testigos cristianos de Jehová y su correspondiente análisis. Solo le
pido que antes de aceptar una doctrina, sea católica o de los Testigos de
Jehová o de cualquier grupo protestante en general, revise uno a uno los
versículos bíblicos que la apoyan y, si es posible, lo haga en más de una
Biblia. Si las Biblias que consulta dicen cosas diferentes o incluso
contradictorias, no se escandalice y no tenga prisa en decidir definitivamente.
Siga sus revisiones, no pierda la esperanza. Pero que su vida no se atasque en
esta empresa. Su vida ha de seguir, sobre todo, amando a las personas que en
cualquier momento usted comprenda que le necesiten, como Jesucristo hizo -hasta
el extremo- con cada uno de nosotros. Yo creo que esta será la mejor manera de
demostrar que -quizá sin entenderla en toda su profundidad- ha comprendido y
asimilado el mensaje sublime que Dios le quiere hacer llegar a través de la
Biblia.