“Dios… ha nombrado a
Jesús juez para impartir justicia tanto a los vivos como a los muertos (Hech
10;42) (Hech 17;31) Jesús resucitará durante el Día del Juicio a quienes hayan
muerto sin haber conocido al Dios verdadero para que tengan la oportunidad de
conocerlo y desarrollar amor por él (Hech 24;15)” (La Atalaya 1/5/2015, pág 16)
Podemos leer la
referencia aportada, en la Traducción del Nuevo Mundo: Pablo dice: “Creo
todas las cosas expuestas en la Ley y escritas en los Profetas; y tengo
esperanza en cuanto a Dios esperanza que estos mismos también abrigan, de que
va a haber resurrección así de JUSTOS como de INJUSTOS” (Hech 24;15)
¿Quiénes son los “justos”? Pensemos en un hombre justo: Daniel. Él fue un
profeta fiel a quien Dios le dijo al final de su vida: “Descansarás, pero te
pondrás de pie para tu porción al fin de los días” (Daniel 12:13). ¿Dónde
despertará Daniel de la muerte? La Biblia afirma: “Los justos mismos
poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29). Además, Jesús predijo: “Felices son los de
genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).
Tanto Daniel como otros siervos fieles resucitarán para vivir de nuevo en la
Tierra, y tendrán la oportunidad de disfrutar de vida eterna.
¿Y quiénes son los “injustos”? Son los miles de millones de personas que
murieron sin tener la oportunidad de conocer y vivir según las enseñanzas de la
Biblia. Cuando resuciten, aprenderán quiénes son Jehová y
Jesucristo, y podrán llegar a amarlos (Juan 17:3). Los que
decidan servir a Dios vivirán mientras Jehová viva: para siempre. (La
Atalaya 1 de agosto de 2015, pág 6) (“La Atalaya” 1/6/2014, pág 10,11).
Análisis:
Releamos, en primer lugar, el contexto de Hech 24;15 para
tratar de entender con la máxima exactitud las palabras de Pablo. Por ejemplo:
(Hech 24;16 y 21), (Hech 26; 6-8) y (Hech 23;6-11). En este último
párrafo, se dice que Pablo está defendiendo la doctrina en la que creen los
fariseos y en la que cree él. Y en el v. 11 se dice que el Señor lo anima en
este testimonio. ¿Y en qué creían los fariseos? Pues, entre otras cosas, en
la resurrección de todos los muertos y en la retribución según
las obras.
¿Quiénes son estos JUSTOS e
INJUSTOS que van a resucitar? Y, como es lógico, con relación a la tierra,
a todas las naciones, a todos los hombres y a todos los tiempos. Hemos de seguir en la Biblia para poder
conocer exactamente –según la Palabra de Dios- quiénes son los JUSTOS y quiénes son los INJUSTOS.
Previamente, tres observaciones:
1)
En el libro "¿Qué enseña realmente la Biblia?" de los TJ, pág
91, apartado 11, se puede observar que tras la palabra "inicuos" del
versículo (Sl 92;7) que reproducen, aparece la aclaración "(malos)". Por lo tanto: inicuo = malo.
2)
En el libro “Usted puede creer…” de los TJ,
pág 171, apartado 15, se considera “injusto” al que “hace cosas malas”. Por
lo tanto: injusto = malo, inicuo.
3) Hay puntos de los folletos y libros de los TJ en los que se
dice que los “injustos” serán
"cortados” aduciendo
para demostrar su enseñanza: (2Pe 2;9) “Jehová
sabe reservar a personas injustas para el día de juicio para ser cortadas” ("La Atalaya" de 1.9.93, pág 7).
Buceemos en la Biblia para conocer quiénes son unos y otros. Así tenemos
que en (Mt 5;45) puede verse como JUSTOS e INJUSTOS se equiparan a “buenos”
y “malos”, ya que se contraponen los “buenos” (JUSTOS) a los
“malos” (INJUSTOS). En esta
referencia no hay más posibilidades: o eres JUSTO = “bueno”, o eres INJUSTO = “malo”. Ambos son los que resucitarán.
En (Mt 25;31-40), cuando la Biblia habla del día en que el Hijo del
hombre reúna en su presencia a todas las gentes y separe a unos de otros, como
el pastor separa a las ovejas de los cabritos, cita explícitamente a las “ovejas”
como los JUSTOS (v. 37). Lógicamente, debemos concluir -en sentido
contrario- que las “cabras” son los INJUSTOS. Sean quienes
sean los juzgados y sea cual sea la razón del juicio (ya sabemos que los TJ
tienen su propia doctrina sobre esta situación). JUSTOS e INJUSTOS son, en esta referencia, dos grupos
definitivos y con destinos totalmente opuestos en la historia de la salvación.
Leemos en (Mt 13;49-50): “Así es como será en la conclusión
del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de
entre los JUSTOS” (NM). De hecho, en el v.50, se dice que
los inicuos serán echados al horno ardiente. Sigue sin haber más
divisiones que buenos y malos, JUSTOS E INJUSTOS.
En (Jn 5;28-29), se puede leer: “…Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas
oirán su voz y saldrán los que hicieron cosas buenas a una resurrección de
vida, los que practicaron “cosas viles” a una resurrección de juicio” (NM). Aquí
tenemos, otra vez, solo JUSTOS (los
que hicieron cosas buenas) e INJUSTOS
(los que practicaron cosas viles o malas), independientemente de cuál sea la
interpretación que den los TJ a su expresión “tumbas conmemorativas”.
Precisamente, un par de capítulos antes, en (Jn 3;20-21) (NM) se
dice: “Porque el que practica “cosas viles” odia a la luz y no viene a
la luz para que sus obras no sean censuradas…”. Lo que indica claramente
que la expresión “practicar cosas viles” se refiere a realizar
actos que se derivan del odio a la luz y que se reconocen perfectamente como
censurables por quien los realiza, o sea, por los INJUSTOS.
Por eso, también podemos leer en (2Cor 5;10) (NM): “Porque
todos nosotros tenemos que ser puestos de manifiesto ante el tribunal del
Cristo, para que cada uno reciba su retribución por las cosas hechas por medio
del cuerpo, según las cosas que haya practicado, sea cosa buena o vil”. Lo
cual quiere decir que hay dos retribuciones distintas -y solo dos- que dependen
de las cosas practicadas ya sean buenas o viles. Las buenas corresponden a los JUSTOS y las viles a los INJUSTOS.
La revisión de todas estas referencias insiste en la conclusión de que los
JUSTOS son los que hacen cosas buenas y los INJUSTOS son los que hacen cosas malas
y que todos ellos resucitarán para ser juzgados. Es así de simple. También
recoge esta idea, (Ecls 3;16,17) (NM): “Dios juzgará tanto al JUSTO como al inicuo” y ya hemos
visto que el inicuo se corresponde con el INJUSTO, con el malo. No
hay nadie más para juzgar. No encontramos ningún otro grupo humano que -como
indican los TJ- agrupe a quienes no han conocido al Dios verdadero y se les
resucita para que tengan la oportunidad de conocerlo y desarrollar amor por él.
Hasta este momento y como ya hemos expresado, o eres “JUSTO” o eres “INJUSTO”,
o eres “bueno” o eres “malo”.
Por otra parte, podemos leer (2Pe 2;9) (NM): "Jehová sabe
librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a
personas INJUSTAS para el día de juicio para ser cortadas". Y
también (Mt 13;36-43) en dónde al final se nos dice que
después de la consumación del mundo: "...los JUSTOS brillarán
como el sol en el reino de su Padre" ¿Dónde están los
INJUSTOS? Desde luego, no en el reino de su Padre… Resucitarán,
sí, pero no para disfrutar de nuevas oportunidades, sino para ser condenados
eternamente, ya que los INJUSTOS son los malos a conciencia, o sea
aquellos que han practicado cosas viles sabiendo que las hacían, ya sea porque
conocían la ley de Dios o, porque a falta de este conocimiento, no atendían a
su conciencia y no se han arrepentido de ello.
En (1Cor 6;9-11) (Gl 5;19-21) (NM) INJUSTOS y MALOS queda claro
que son lo mismo: “¿No sabéis que los INJUSTOS no poseerán el
reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros,
ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces heredarán el Reino de
Dios…” Está claro que la lista que nos ofrece este versículo, nos está
indicando claramente, quienes son los INJUSTOS… a los que el Señor resucitará,
juzgará y castigará en el día del juicio, según hemos visto más arriba. Y
fijémonos que en ningún momento se tiene en cuenta si el fornicario, o el ebrio
o el maldiciente, etc conoce o deja de conocer los propósitos de Dios. Se
considera injusto por el simple hecho de ser fornicario, idólatra, etc., a
conciencia, por ello es considerado injusto y por ello no poseerá el reino de
Dios.
Está claro en (Rom 2;12-16) que si JUSTO es el "hacedor" de la ley, ya porque está bajo ella ya porque sin estar bajo ella, sigue su conciencia, INJUSTO será el que se encuentre en el caso contrario, o sea, el que estando bajo la ley sólo la oye pero no la cumple y el que no sigue su conciencia que le está acusando de su mal comportamiento. No son necesarias más pruebas ya que con ley o sin ley será declarado JUSTO aquél que es "hacedor" de la ley.
Está claro en (Rom 2;12-16) que si JUSTO es el "hacedor" de la ley, ya porque está bajo ella ya porque sin estar bajo ella, sigue su conciencia, INJUSTO será el que se encuentre en el caso contrario, o sea, el que estando bajo la ley sólo la oye pero no la cumple y el que no sigue su conciencia que le está acusando de su mal comportamiento. No son necesarias más pruebas ya que con ley o sin ley será declarado JUSTO aquél que es "hacedor" de la ley.
También podemos leer (1Pe 3;18) (NM): “Pues hasta Cristo
murió una vez para siempre respecto a pecados, un JUSTO por
los INJUSTOS”. La contraposición es evidente. Si el JUSTO es el
bueno, los INJUSTOS son los malos".
"Toda injusticia es pecado" (1Jn 5;17) (NM). Y las injusticias las cometes los INJUSTOS. Y si han cometido pecado es que sabían lo que se hacían. Luego...
"Toda injusticia es pecado" (1Jn 5;17) (NM). Y las injusticias las cometes los INJUSTOS. Y si han cometido pecado es que sabían lo que se hacían. Luego...
También (Lc 18;11) (NM): “El fariseo se puso en pie y oraba
para sí estas cosas: Oh Dios te doy gracias de que no soy como
los demás hombres dados a extorsión, INJUSTOS, adúlteros…” Para
el fariseo estaba claro que INJUSTO era una persona inicua, mala a
conciencia.
También las parábolas del Reino presentes en Mt 13 -la parábola
del trigo y la cizaña (Mt 13; 24-30) y la parábola de la red (Mt 13;
47-50)- señalan la separación entre buenos y malos, entre justos y pecadores
sin disposición a convertirse. No hay tramos intermedios ni comportamientos que
no puedan ser considerados propios de unos o de otros.
Debe tenerse en cuenta que las palabras que hemos visto: injustos,
malos, malvados, inicuos, impíos… son, en todo caso, traducción al español
de la misma palabra griega: “adikos”. Sólo se trata de explicar que
es "adikos" y llamarlo en español de la manera que queramos, pero sin
intentar crear confusión jugando con las palabras.
A pesar de toda esta evidencia bíblica, que nos asegura que resucitarán
tanto los justos como los injustos, o sea, todos, los buenos y los malos,
aquellos que su destino es la vida eterna y aquellos que su destino es el fuego
eterno, el cortamiento, el infierno o como queramos llamarlo, los TJ siguen
enseñando –evidentemente sin apoyo bíblico- que entre los injustos está la
clase de los que no vivieron según los requisitos divinos por no haber tenido
la oportunidad de conocerlos. Los TJ nos quieren decir que
los INJUSTOS a que se refiere (Hech 24), serán “los miles de
millones de personas que en esta vida ni siquiera tuvieron la oportunidad de
conocer a Jehová, de modo que no le sirvieron ni hicieron su voluntad… Dios los
resucitará y les dará tiempo para que lo conozcan y le sirvan…”. (“¿Qué
enseña realmente la Biblia?”, pág 73). Pero según lo que hemos visto, ¿es
esto lo que enseña realmente la Biblia?... ¿Son los INJUSTOS personas
que no tienen ninguna culpa de sus actos a pesar, quizás, de no haber conocido
a Jehová según la doctrina de los testigos de Jehová?
Antes de cerrar el tema, me gustaría hacer ver a los TJ que el modelo que
han escogido para intentar apoyar su doctrina sobre quiénes son los injustos es
totalmente diferente al que ellos definen como tal. “Estos hombres que están al lado de Jesús son delincuentes” podemos
leer en (“Vd puede vivir para siempre…” pág 170). Pero es fácil percatarse de
que hay una gran diferencia entre uno y otro. Uno de ellos hasta lo insulta,
pero siguiendo a los TJ hemos de decir que lo hace sin conocer “la voluntad ni
los propósitos” de Dios. En cambio, el otro delincuente, reprende a su colega
por sus palabras y por su falta de temor hacia Dios, reconociendo a
continuación su propia culpabilidad y la inocencia de Jesús, lo que hace que se
dirija hacia Él suplicándole: “acuérdate de mí cuando entres en tu reino” ¡Qué
diferencia entre el primer delincuente y el segundo! Jesucristo acepta
las palabras del segundo delincuente y le promete que aquel mismo día estará
con Él en el Paraíso. ¿No es esto un perdón? ¿No le dice que estará con Él? No
entremos en discusiones que no nos llevan ahora a ninguna parte. Dejemos a un
lado el detalle de si la coma de hoy va delante o detrás, dejemos también la
discusión del lugar que representa el paraíso. Todo podemos discutirlo y
considerarlo, pero después. Sin mezclar ideas ni conceptos.
Jesucristo, no sé si perdona o no al primero de los delincuentes cuando
éste le insulta, aunque teniendo en cuenta su infinita misericordia y las
palabras que dirá un poco más tarde “¡perdónales porque no saben lo que se
hacen! me hace inclinar a creer que al menos no le tendrá en excesiva cuenta
sus palabras. Pero el segundo de los delincuentes, no cabe la menor duda de que
recibe el perdón de Jesucristo y la promesa de un premio eterno al lado del
propio Jesucristo sin tener que demostrar nada más. Para Jesucristo es
suficiente su arrepentimiento y la fe que le demuestra hacia su reino.
Finalmente, los TJ también nos enseñan – de nuevo sin apoyo bíblico-, que
“Dios no resucitará nunca a las personas que sabe que son malvadas y no
quieren cambiar” (“¿Qué enseña realmente la Biblia?”, pág 73). ¿Cuál
es el apoyo bíblico a esta aseveración tan rotunda, después de todas las
referencias que hemos visto y que aseguran que habrá resurrección así
de JUSTOS como de INJUSTOS, o sea, así de buenos como de malos?