La Biblia
se compone de 66 libros, que escribieron unos 40 hombres a lo largo de
1.600 años. Pero, si la escribieron hombres, ¿por qué se dice que es
inspirada por Dios? Dicho de forma sencilla, porque Dios es la fuente de la
información que contienen esos escritos. La Biblia lo expresa así: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser
llevados por espíritu santo” (2 Pedro 1:21).
En otras palabras, Dios utilizó su poderosa fuerza invisible, el espíritu
santo, para transmitir su mensaje a los escritores de los libros de la Biblia.
Esto puede compararse a un hombre de negocios que le dicta una carta a su
secretario. El autor de la carta no es quien la escribe, sino quien
la dicta. De hecho,
algunos escritores bíblicos literalmente escucharon el mensaje de Dios mediante
un ángel. Otros tuvieron visiones divinas. Y en algunos casos, Dios les
transmitió su mensaje mediante sueños. Aunque algunas veces les permitió
escribirlo en sus propias palabras, en otras les dijo exactamente lo que debían
escribir. Pero, sin importar cómo haya sido, esos hombres plasmaron los
pensamientos de Dios, no sus propias ideas.
No. No empezamos bien. La Biblia de los TJ se
compone de 66 libros. Mi Biblia se compone de 73 libros. ¿Por qué esta
diferencia? Pues porque hay siete libros que en general no son aceptados por
los protestantes y entre ellos los TJ, como libros inspirados. Y ¿quién tiene
que decidir si son o no libros inspirados? Ha de tenerse en cuenta que, en el
pueblo o comunidad de Israel y en la comunidad cristiana primitiva circulaban libros
y escritos religiosos de todo pelaje. Poco a poco, fueron seleccionándose por
toda la comunidad y sus dirigentes, una serie de estos libros que consideraban
expresaban correctamente su fe en Dios. Así, la comunidad cristiana -la Iglesia
Católica- reunida en Concilio, y reconociéndose continuadora de la obra de los
apóstoles que habían recibido el mandato y el deber de custodiar la Palabra de
Dios y de difundir su enseñanza por todo el mundo, estableció oficialmente desde
el siglo IV e.c. que los libros que habían sido aceptados constituyeran una
sola unidad -la Biblia- que se convertiría para el creyente en regla de fe y
norma de vida. En consecuencia, fueron aceptados, por esta razón, 73 libros, 46
del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Por lo general, en aquellos años, los cristianos
creían pacíficamente que aquellos libros contenían la Palabra de Dios, tal y
como fue transmitida por su Espíritu, porque así lo enseñaba la Iglesia
Católica. Los siglos fueron pasando hasta el XVI en que Lutero reabrió el tema.
Pero no fue hasta mediados del siglo XIX, cuando diversos estudios científicos intentaron
poner en entredicho el origen divino de la Biblia, obligando a la Iglesia
Católica a fijar la doctrina de la inspiración de la Biblia por el Espíritu
Santo y de la infalibilidad de su contenido.
Por lo tanto, los TJ harían bien en demostrar cuáles
son sus credenciales históricas que, superando a las de la Iglesia Católica,
les capacite para convencer con autoridad al mundo entero que solo deben
considerarse inspirados sus 66 libros.
Dicen los TJ que Dios utilizó su poderosa fuerza
invisible, el espíritu santo, para transmitir su mensaje a los escritores de
los libros de la Biblia. Ya conocemos cuál es su doctrina sobre el Espíritu Santo
que lejos de considerarlo una persona divina como lo es el Hijo, los TJ lo
consideran una mera fuerza que Dios, sentado -siempre sentado- en su trono de
los cielos espirituales, maneja, como si fuera con un mando a distancia, a fin
de conseguir sus objetivos. A pesar de ser considerado solo una fuerza, este
espíritu es excepcional ya que puede transformarse, por ejemplo, en un ángel o provocar
visiones o sueños, y puede también dictar palabras, ideas, pensamientos…
Dicen que la actuación del espíritu santo, puede
compararse a un hombre de negocios que le dicta una carta a su secretario. Este
ejemplo siempre me ha gustado porque sirve para demostrar que quien recibe esta
carta, necesita, para completar el ejemplo, a alguien que comprenda y entienda
el pensamiento del hombre de negocios plasmado en la carta y así poder
interpretar correctamente el contenido de la misma. Los TJ saben mucho de este
tema y lógicamente se presentan ante el mundo como los enviados por Dios para
hacernos entendible en cualquier caso la Palabra Divina y para ofrecernos su
interpretación de la misma que, lógicamente, es la única aceptable.
Veamos, como ejemplo, algunos párrafos de su libro “Testigos de Jehová en
el propósito de Dios”:
(Pág 22): “Jehová ha escogido la revista “La Atalaya” como el conducto
por medio del cual traer al mundo de la humanidad la revelación de la Voluntad
divina, por medio de las palabras reveladas de sus páginas”
(Pág 65): “los Testigos de Jehová creen que es el espíritu de Dios lo que
está guiando y dirigiendo a su pueblo”
(Pág 151): “La sociedad Watch Tower es el representante visible del Señor
en la tierra”
La Biblia “es inspirada de Dios”.
¿Qué significa esta expresión? La propia Biblia lo aclara: “Hombres hablaron
de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2Pe 1;21) (pág 3)
Si
leemos los versículos completos (2 Pe 1;20-21) veremos que únicamente se nos
dice que los profetas hablaron movidos por el Espíritu Santo. Veamos: “Pues
debéis ante todo saber que ninguna profecía de la Escritura es de privada
interpretación, porque la profecía no ha sido en los tiempos pasados proferida
por humana voluntad, antes bien, movidos del Espíritu Santo, hablaron los
hombres de Dios” Por lo tanto, ni se habla de todas las Escrituras Hebreas,
o sea del Antiguo Testamento, y menos de toda la Biblia, ya que en ese momento
todavía faltaban muchos años para tener una primera recopilación aceptada de
las escrituras griegas.