miércoles, 30 de agosto de 2017

LA BIBLIA ¿FUE REALMENTE INSPIRADA POR DIOS?

LA BIBLIA ¿FUE REALMENTE INSPIRADA POR DIOS?
En la revista ¡Despertad! núm 3, 2017, pág 3, los TJ lanzan la siguiente pregunta: “
En la revista ¡Despertad! núm 3, 2017, pág 3, los TJ lanzan la siguiente pregunta: “La Biblia, ¿fue realmente inspirada por Dios?” Y un poco más abajo, insisten “¿qué significa en realidad que la Biblia sea inspirada por Dios? (2Tim 3;16). Los propios TJ contestan a continuación:

s/TJ:
La Biblia se compone de 66 libros, que escribieron unos 40 hombres a lo largo de 1.600 años. Pero, si la escribieron hombres, ¿por qué se dice que es inspirada por Dios? Dicho de forma sencilla, porque Dios es la fuente de la información que contienen esos escritos. La Biblia lo expresa así: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Pedro 1:21). En otras palabras, Dios utilizó su poderosa fuerza invisible, el espíritu santo, para transmitir su mensaje a los escritores de los libros de la Biblia. Esto puede compararse a un hombre de negocios que le dicta una carta a su secretario. El autor de la carta no es quien la escribe, sino quien la dicta.
De hecho, algunos escritores bíblicos literalmente escucharon el mensaje de Dios mediante un ángel. Otros tuvieron visiones divinas. Y en algunos casos, Dios les transmitió su mensaje mediante sueños. Aunque algunas veces les permitió escribirlo en sus propias palabras, en otras les dijo exactamente lo que debían escribir. Pero, sin importar cómo haya sido, esos hombres plasmaron los pensamientos de Dios, no sus propias ideas.
Análisis:
No. No empezamos bien. La Biblia de los TJ se compone de 66 libros. Mi Biblia se compone de 73 libros. ¿Por qué esta diferencia? Pues porque hay siete libros que en general no son aceptados por los protestantes y entre ellos los TJ, como libros inspirados. Y ¿quién tiene que decidir si son o no libros inspirados? Ha de tenerse en cuenta que, en el pueblo o comunidad de Israel y en la comunidad cristiana primitiva circulaban libros y escritos religiosos de todo pelaje. Poco a poco, fueron seleccionándose por toda la comunidad y sus dirigentes, una serie de estos libros que consideraban expresaban correctamente su fe en Dios. Así, la comunidad cristiana -la Iglesia Católica- reunida en Concilio, y reconociéndose continuadora de la obra de los apóstoles que habían recibido el mandato y el deber de custodiar la Palabra de Dios y de difundir su enseñanza por todo el mundo, estableció oficialmente desde el siglo IV e.c. que los libros que habían sido aceptados constituyeran una sola unidad -la Biblia- que se convertiría para el creyente en regla de fe y norma de vida. En consecuencia, fueron aceptados, por esta razón, 73 libros, 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo. 
Por lo general, en aquellos años, los cristianos creían pacíficamente que aquellos libros contenían la Palabra de Dios, tal y como fue transmitida por su Espíritu, porque así lo enseñaba la Iglesia Católica. Los siglos fueron pasando hasta el XVI en que Lutero reabrió el tema. Pero no fue hasta mediados del siglo XIX, cuando diversos estudios científicos intentaron poner en entredicho el origen divino de la Biblia, obligando a la Iglesia Católica a fijar la doctrina de la inspiración de la Biblia por el Espíritu Santo y de la infalibilidad de su contenido. 
Por lo tanto, los TJ harían bien en demostrar cuáles son sus credenciales históricas que, superando a las de la Iglesia Católica, les capacite para convencer con autoridad al mundo entero que solo deben considerarse inspirados sus 66 libros. 
Dicen los TJ que Dios utilizó su poderosa fuerza invisible, el espíritu santo, para transmitir su mensaje a los escritores de los libros de la Biblia. Ya conocemos cuál es su doctrina sobre el Espíritu Santo que lejos de considerarlo una persona divina como lo es el Hijo, los TJ lo consideran una mera fuerza que Dios, sentado -siempre sentado- en su trono de los cielos espirituales, maneja, como si fuera con un mando a distancia, a fin de conseguir sus objetivos. A pesar de ser considerado solo una fuerza, este espíritu es excepcional ya que puede transformarse, por ejemplo, en un ángel o provocar visiones o sueños, y puede también dictar palabras, ideas, pensamientos…
Dicen que la actuación del espíritu santo, puede compararse a un hombre de negocios que le dicta una carta a su secretario. Este ejemplo siempre me ha gustado porque sirve para demostrar que quien recibe esta carta, necesita, para completar el ejemplo, a alguien que comprenda y entienda el pensamiento del hombre de negocios plasmado en la carta y así poder interpretar correctamente el contenido de la misma. Los TJ saben mucho de este tema y lógicamente se presentan ante el mundo como los enviados por Dios para hacernos entendible en cualquier caso la Palabra Divina y para ofrecernos su interpretación de la misma que, lógicamente, es la única aceptable. 
Veamos, como ejemplo, algunos párrafos de su libro “Testigos de Jehová en el propósito de Dios”:
(Pág 22): “Jehová ha escogido la revista “La Atalaya” como el conducto por medio del cual traer al mundo de la humanidad la revelación de la Voluntad divina, por medio de las palabras reveladas de sus páginas”
(Pág 65): “los Testigos de Jehová creen que es el espíritu de Dios lo que está guiando y dirigiendo a su pueblo”
(Pág 151): “La sociedad Watch Tower es el representante visible del Señor en la tierra”
s/TJ:
La Biblia “es inspirada de Dios”. ¿Qué significa esta expresión? La propia Biblia lo aclara: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2Pe 1;21) (pág 3)

Análisis:
Si leemos los versículos completos (2 Pe 1;20-21) veremos que únicamente se nos dice que los profetas hablaron movidos por el Espíritu Santo. Veamos: “Pues debéis ante todo saber que ninguna profecía de la Escritura es de privada interpretación, porque la profecía no ha sido en los tiempos pasados proferida por humana voluntad, antes bien, movidos del Espíritu Santo, hablaron los hombres de Dios” Por lo tanto, ni se habla de todas las Escrituras Hebreas, o sea del Antiguo Testamento, y menos de toda la Biblia, ya que en ese momento todavía faltaban muchos años para tener una primera recopilación aceptada de las escrituras griegas.