domingo, 26 de enero de 2020

BIBLIA. FORMACIÓN DEL CANON S/LA HISTORIA. SIGLO I DE LA ERA CRISTIANA

BIBLIA. FORMACIÓN DEL CANON S/LA HISTORIA. SIGLO I DE LA ERA CRISTIANA

  SIGLO I
  1
Año 753 de la fundación de Roma
Año 1 de la era cristiana.
  6
Rebelión contra los romanos en Palestina. 2.000 rebeldes son crucificados.
14
Tiberio, nombrado emperador romano (14-37).
Nuevo censo en el Imperio romano: 4.973.000 ciudadanos romanos.
En tiempos de Jesucristo, encontramos que, en Palestina, su comunidad judía, la de Jerusalén, todavía no ha definido la lista completa de sus libros sagrados, es decir, seguía abierta la posibilidad de agregar nuevos escritos a la colección de libros inspirados.
27
Inicia actividad pública de Jesús
30
Jesucristo es crucificado. Resucita al tercer día. Asciende al cielo.
A propuesta de Pedro se elige a Matías para sustituir a Judas.
50 días después de la crucifixión, en la fiesta de Pentecostés, es fundada la primera comunidad cristiana en Jerusalén que en el mes de julio ya asciende a cinco mil discípulos.
Entre los judíos existían dos cánones (medida, regla) de sus libros:
El Breve (Palestinense) con 39 libros en hebrero (Libros “protocanónicos o del primer canon). Los libros del canon breve para el Antiguo Testamento son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, I y II de Samuel, I y II de Reyes, I y II de Crónicas, Esdras y Nehemías, Ester, Job, los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares,  Isaías, Jeremías, Lamentaciones,  Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Los libros de Ester y Daniel están incompletos.
El Largo (alejandrino) con 46 libros en griego. (A estos 7 nuevos libros se les llama “deuterocanónicos”, es decir, libros contenidos en el segundo canon (y también “eclesiásticos).” Y son: Tobías, Judit, I y II de Macabeos, Sabiduría, Eclesiáastico y Baruc. Además, algunas secciones griegas de Ester y Daniel. Concretamente: Los siete últimos capítulos de Ester: 10,4-16,24; así como los capítulos de Daniel 3,24-90; 13; 14.
   Jesucristo empleó el Canon Breve ya que sus libros son los que se leían en las sinagogas de Palestina.   
33
El cristianismo nació como un movimiento religioso dentro del pueblo judío. Jesús mismo era judío y no rechazaba los libros sagrados de su pueblo (el Canon corto). Además, los primeros cristianos habían oído decir a Jesús que Él no había venido a suprimir las Escrituras sino a completarlas (Mt 5;17) Por eso, los cristianos reconocerían posteriormente también como libros inspirados, los 7 textos del AT que fueron inicialmente escritos en griego.
Es más difícil determinar si estos libros eran admitidos por Cristo y sus discípulos como canónicos. Porque si bien los autores del NT conocían los libros deuterocanónicos, sin embargo, nunca los citan con la fórmula “está escrito”. De aquí que no podamos concluir con absoluta certeza que los escritores neotestamentarios los consideraban como inspirados y canónicos.  Sin embargo, podemos asegurar que los apóstoles los consideraban de origen divino ya que de unas 350 citas del AT que aparecen en el NT, unas 300 concuerdan con el texto de los Setenta. Esto demuestra que los apóstoles se servían del texto griego de los Setenta como del texto sagrado por excelencia.
33
Martirio de S. Esteban. Primer testigo mártir de Cristo. Saulo está presente.
34
Indignación popular contra los cristianos en Jerusalén, atizada por el sanedrín. Los apóstoles permanecen en Jerusalén. Muchos discípulos se desparraman por varias regiones de Judea y Samaria, iniciando la fundación de nuevas comunidades cristianas que se extenderán hasta Fenicia, Chipre y Antioquía.
36
Alrededor de esta fecha, conversión de Pablo (apóstol de los gentiles), camino de Damasco.
37
Calígula, nombrado emperador romano (37-41)
40
Extensión del cristianismo.
A causa de la persecución contra los cristianos, el cristianismo se extendió prioritariamente fuera de Palestina, por el mundo griego y romano. En estos años, el mensaje de Jesucristo no fue escrito, ya que los discípulos pensaban que el retorno del Señor sería en sus tiempos. Cuando los cristianos se dieron cuenta que la segunda venida de Cristo podría no ocurrir inmediatamente, y que los eventos de su vida podrían ser olvidados o distorsionados, ellos comenzaron a escribir narraciones del ministerio de Jesús.
     Jesucristo sabía escribir, como es indudable.  Le hubiera sido sumamente fácil   dejarnos por escrito un compendio de sus enseñanzas. Es más, para el pueblo de Israel era lo acostumbrado: así lo hicieron todos los profetas del Antiguo Testamento. Y, sin embargo, Jesús no dejó escrita ni una línea. Cuando próximo ya el momento de subir al Padre, el mismo Jesús quizá advirtiendo que los apóstoles no recuerdan muchas de las cosas que les ha enseñado, no les deja un escrito:  les dice que el Espíritu Santo que recibirán les recordará -en su misión de enseñar y predicar- todas las cosas que le han oído explicar (Jn 14;26) (Jn 16; 12,13)  y que Él mismo estará con ellos hasta la consumación del mundo (Mt 28;20) (Mc 16;20).
   Lógicamente, llegó un momento en que la predicación verbal se hizo insuficiente.  Es entonces cuando se empieza a escribir. Parece que sólo seis de los trece apóstoles escribieron algo.  Y aún eso sólo ocasionalmente: casi siempre cartas de circunstancias, para arreglar determinados asuntos, dar encargos o avisos, etc.  Nunca tratados doctrinales. Los mismos Evangelios, como es sabido, no son biografías de Jesús, sino breves esquemas catequéticos de las narraciones mucho más amplias y comentadas de la predicación apostólica (Jn 21:25). Por eso no es de extrañar que los apóstoles remitan a los fieles no a sus tratados sino a su predicación oral.  Es  típico el  caso de  S. Pablo  -el que  más escribió, sin duda,  y el que más doctrina dio  en sus escritos, a pesar de  ser cartas ocasionales-  que remite constantemente  a su predicación  oral, o lo más a una carta  anterior  en que  la  recuerda (Gal  1; 8,9)  (2 Tes 2;  5,15) ( Rom  10; 10-17)  (1 Cor 1;17) (11;2) (15;14) (9;16) (1 Tim  1;11) (Hech 2; 32) ( 3;15) (4;18-20) (5;32) (10; 39-42) (13;31) (26; 16-18)
De entre este bosque de escritos, los propios sucesores de los apóstoles sobre los que planeaba aquél:  "Y sabed que Yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo" se sintieron con la autoridad necesaria para discriminar cuales podían considerarse libros en los que realmente se contenía la verdadera doctrina de Jesucristo y, por otro lado, reflejaban de verdad la vida de aquellas primeras   comunidades y cuales no cumplían estos requisitos. Y así lo hicieron. ¿Quiénes sino ellos, y sólo ellos, podían constatar que tales libros dicen la verdad y tales son apócrifos?, ¿Que tales cartas, de S. Clemente Romano o la atribuida a S. Bernabé, por ejemplo, -tal vez anterior a los mismos escritos de S. Juan- no son aceptables y en cambio la Carta a los hebreos, sin nombre al principio y sin firma al final, lo es?
      Y así se compuso la Biblia, compendio de todos aquellos escritos más los que ya se conocían del Antiguo Testamento. Y no hay dificultad ninguna de que las cosas sean así. Lo que Jesucristo y los apóstoles pretendían es que el mundo crea en la Revelación. Ahora bien, la fe, adhesión a la Revelación, no exige la escritura más que la palabra o la palabra más que la escritura: exige la certeza de la locución divina, la seguridad de que Dios ha hablado.
    Que lo que Dios ha dicho, nos llegue por escrito o por palabra, es totalmente secundario e indiferente. Y es absurdo sostener que sólo por escrito podemos llegar a la certeza de la locución divina. Los cristianos de la primera hora, de los primeros veinte años que siguen a Pentecostés, en Palestina y en Grecia, Asia Menor, Roma y España no tenían un solo renglón en que apoyar su fe. Todavía no existía nada del Nuevo testamento.  Así, el católico es coherente cuando acepta la Biblia y las interpretaciones de quienes a lo largo de los siglos como sucesores de los apóstoles se han esforzado en determinar y precisar su verdadero sentido e interpretación. Y no queramos quitar autoridad a estos hombres porque la vida de alguno de ellos nos llame a escándalo. También Judas falló y muchos en tiempo de Jesucristo se escandalizaban al ver las acciones de los escribas y fariseos, pero Jesús les dijo: “En la Cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen".  En una palabra, Jesucristo escogió a hombres normales para que, con autoridad, predicaran su palabra. Si alguno de estos hombres juzgamos que ha fallado en su vida y en sus obras e incluso si, llevando el juicio al extremo, creemos que muchos han fallado, siguen, a pesar de ello, ostentando la responsabilidad y la autoridad que Jesucristo les otorgó y de la que también, un día, deberán rendir cuentas.
41
Claudio I, nombrado emperador romano (41-54)
42
S. Pedro, papa (42-67)
44
Es decapitado Santiago el Mayor por Herodes Agripa I (Hech 12;2).
45
Primer viaje de Pablo en compañía de Bernabé (45-48). Desde Antioquía de Siria a Pafos, Salamina, Iconio, Listra, Derbe y Perge (Galacia).
49
Los judíos (y cristianos) son expulsados de Roma por el emperador Claudio I.
Concilio de Jerusalén o Concilio de los apóstoles.
Incidente con Pedro en Antioquía.
Segundo viaje de Pablo (49-52). Desde Jerusalén pasando en rápida visita por Antioquía, Frigia, Galacia, se dirige a Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto.
50
Los cristianos pronto son vistos con recelo, pues su modo de vida se convierte en un constante reproche tácito ya que no participan de algunas de las costumbres de los paganos. No frecuentan el teatro (plagado de obras groseramente inmorales), ni el circo (en donde los hombres, hechos a imagen y semejanza de Dios, se matan para complacer a las masas), y los no-cristianos no son admitidos en los actos de culto cristianos. Los catecúmenos (los que están siendo instruidos en la nueva religión) sólo pueden asistir a la primera parte de la Misa, hasta el ofertorio. Sólo cuando conocen a fondo el misterio central del Santo Sacrificio (la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y son bautizados, pueden permanecer hasta el final.
El apóstol S. Andrés –hermano de S. Pedro- es condenado a morir atado en una cruz en forma de aspa en Patras (Peloponeso).
En los años 50, se escriben colecciones de los dichos y hechos de Jesús, llamados por los autores (fuente “Q”).
Epístola de Santiago el Menor, desde Palestina.
También empezaron a surgir otras cartas que los apóstoles mandaban a las iglesias locales que se iban estableciendo.   
Primera epístola de Pablo a los tesalonicenses. (Libro más antiguo del NT)
52
Segunda epístola de Pablo a los tesalonicenses.
53
Tercer viaje de Pablo (53-58). Desde Antioquía de Siria a Efeso y Corinto pasando en rápida visita por Galacia.
54
Nerón, emperador romano (54-68)
Epístola de Pablo a los Gálatas.
55
Evangelio según Marcos (Primero de los cuatro que figuran en el NT).
A lo largo de los siglos I y II, los  cristianos  no  tenían  realmente  como Escrituras, es decir como escritos dotados  de autoridad, más que la ley y los profetas  por una parte  (que es lo  que se consideraba  como “las Escrituras” y lo que más tarde  se llamó el “Antiguo Testamento”), y por otra, ciertas colecciones más o  menos elaboradas de textos destinados al culto y a la enseñanza: colecciones de relatos de milagros y palabras de Jesús, etc.  Por otra parte, es seguro que las cartas de Pablo circularon muy pronto con una fuerte nota de autoridad.
Pero en las comunidades cristianas no solo circulaban los escritos que hoy día tenemos en la Biblia, sino otros que contenían distorsiones a la realidad. Y también circulaban otros libros que simplemente eran escritos cristianos, pero no considerados inspirados.
56
Primera epístola de Pablo a los Corintios
57
Segunda epístola de Pablo a los Corintios
58
Pablo es detenido en Cesárea y será juzgado en Roma (58-60).
Epístola de Pablo a los Romanos. (En esta carta, indica su deseo de ir a Roma y a España)
61
Evangelio de Lucas (escrito a partir del de Marcos y en la fuente “Q”) (v: año 50)
62
Martirio (lapidación) de Santiago el Menor.
Epístola de Judas Tadeo. Epístolas de Pablo a los Filipenses, a los Colosenses, a los Efesios y a Filemón.
63
Pablo, libre, viaja a Hispania, volviendo luego a oriente.
Hechos de los apóstoles. Epístola de Pablo a los Hebreos.
64
Incendio de Roma que devasta la tercera parte de la ciudad. Algunos cristianos son ejecutados.
Primera y segunda epístolas de Pedro
65
No parece que los cristianos empiezan a ser realmente mal mirados por las autoridades romanas y diferenciados de los judíos hasta el año 65 en que Nerón lleva a cabo la primera de las diez persecuciones -en este caso limitada a Roma- denominadas generales que sufrieron los cristianos.
Primera epístola de Pablo a Timoteo. Epístola a Tito.
Evangelios de Mateo (escrito a partir del de Marcos y en la fuente “Q”).
66
Empieza la I guerra judía (66-70). La rebelión se inicia con los enfrentamientos entre judíos y griegos en Cesárea. Masacre de la guarnición romana de Jerusalén. Los rebeldes conquistan la fortaleza de Masada. Advertidos del levantamiento, los cristianos abandonan Jerusalén y emigran hacia la ciudad griega de Pella, en Jordania Oriental.
Pablo, de nuevo prisionero, es llevado a Roma.
Segunda epístola de Pablo a Timoteo
Entre el año 50 y el 66, se escriben todas las epístolas que figuran recogidas en el Nuevo Testamento, los evangelios   y también el libro de los Hechos (Menos los escritos de Juan).
     Cuando Pablo escribe a Timoteo:desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2Tim 3;15), él estaba hablando de la Sagradas Escrituras que hoy conocemos como el AT. En ese tiempo todavía no se habían recopilado ni definido los libros del NT.
    Jesús no escribió ningún libro. Si hubiera querido que la Fe viniera por la lectura solamente, como aseguran los protestantes, Él nos lo hubiera dicho. Si poder leer hubiera sido el requisito para la salvación, habrían sido muchos los perdidos en la historia de la cristiandad, porque hasta el siglo XX la lectura había sido privilegio de unos pocos. Jesús no mandó a sus discípulos a escribir algo, sino que les mandó a predicar la Buena Nueva (Mt 28,20).
Algunos de los Apóstoles (Pedro, Pablo, Santiago, Juan, Mateo y Judas) escribieron parte de las enseñanzas de Jesucristo; ninguno de los otros escribió cosa alguna, a lo menos no lo sabemos por los datos que existen. Si, por otra parte, la interpretación particular de la Biblia debiera ser una regla divina, como enseñó Lutero, parece que fueron muy remisos los Apóstoles en su obligación, porque varios de ellos se contentaron con predicar, y no hubo ni uno que escribiera todas las cosas que enseñó y mandó Cristo (Mt 28;20).
       Los primeros cristianos siguieron el mandato de "id y haced discípulos"luego comenzaron a poner por escrito "la tradición" que recibieron, es decir, lo que se iba predicando y aquello que según la variedad de las comunidades y la necesidad de las mismas exigía. Además, iban desapareciendo los testigos oculares y convenía redactar recuerdos y esquemas de predicación. El Espíritu Santo inspiró a Pablo y a los demás autores del NT a escribir para el bien de la Iglesia.
      Primero coleccionaron las cartas de Pablo en diferentes ciudades. Algunas cartas se perdieron como la carta a Laodicea mencionada en (Col 4;16).
67
S. Pedro como no es ciudadano romano es crucificado (cabeza abajo), y el apóstol Pablo, que sí lo es, es decapitado, ambos en Roma, (tal vez el mismo día).
San Lino, papa (67-75), sucede a S. Pedro.
Empiezan a surgir diversas herejías que se conocen con el nombre genérico de “gnosticismo” (lo fundamental de sus creencias es que la fe puede llegar a ser superada por el conocimiento y que la secta en cuestión es la dispensadora de ese conocimiento).
69
Vespasiano, es nombrado emperador romano (69-79). En general serán años de paz para los cristianos que podrán de este modo reorganizar sus comunidades en Roma y en todo el imperio.
70
I guerra judaica. Destrucción de Jerusalén. El templo que ha sido acrecentado y embellecido por Herodes acaba siendo destruido por los romanos. Mueren al menos un millón de judíos.
Los Apóstoles, llevan el Evangelio al Imperio Grecorromano.
Alrededor de esta fecha, el historiador Flavio Josefo (37-101 dC), escribe en uno de sus libros, que solo 22 libros eran considerados como canónicos.
Las nuevas comunidades de la Iglesia primitiva reciben el canon largo que consta de 46 libros. En efecto, el canon usado por los apóstoles  fue la versión de los Setenta, como se desprende del hecho de que de 350 citas  del AT que aparecen en el N T, 300 concuerdan con el texto de los Setenta.  No se dan en el NT citas  de los libros deuterocanónicos, pero se encuentran frecuentes alusiones que demuestran que los autores del NT conocían los deuterocanónicos del AT.
Tanto los que leían el canon corto (Palestina) como los que leían el canon largo (Imperio grecorromano) entendían que sus escritos habían sido inspirados por Dios, ya que tanto los protocanónicos como los deuterocanónicos gozaban de la misma dignidad y autoridad.
71
Es desollado vivo y crucificado en Armenia, S. Bartolomé, uno de los doce apóstoles de Jesús.
76
S. Anacleto o Cleto, papa (76-88), víctima de persecuciones y tormentos.
79
Tito, hijo de Vespasiano, es nombrado emperador romano (79-81).
Súbita erupción del Vesubio.
80
Se inaugura el Anfiteatro Flavio (Coliseo).
81
Domiciano, nombrado emperador romano (81-96)
85
El apóstol Juan, como líder cristiano, es desterrado a la isla griega de Patmos (85-98)
85
Las comunidades cristianas y el Teólogo Marción (85-160)
Un acontecimiento va a inquietar a las comunidades cristianas y conducirlas a hacer una lista de los escritos considerados como fuentes: Marción, que es un rico armador, rechaza el AT y no retiene más que el Evangelio de Lucas y las cartas de San Pablo. También las actuaciones heréticas de Montano, Celso, Porfirio y otros urgen la determinación del Canon del NT.
La reacción es fuerte y muchas de las comunidades establecen la lista de los libros santos. Estas no coinciden. El número de libros y cartas que se consideraban inspirados variaban de una comunidad a otra. Muchas omiten la epístola a los hebreos y no se la atribuyen a Pablo. Se discute por el hecho de admitir o no la epístola de Santiago, la de Judas, la Segunda Carta de Pedro, la 1ª y la 2ª de Juan.
Estas listas se irán fusionando progresivamente.
88
S. Clemente I, papa (88-97). Morirá martirizado, después de haber abdicado.
90
Numerosísimas son las citas de los libros deuterocanónicos en los padres apostólicos y primeros documentos cristianos. Por ejemplo: S. Clemente Romano en los años 90.
94
Apóstol Juan
Juan escribe su evangelio
95
El cristianismo choca con las pretensiones oficiales de divinizar la figura del emperador o de la propia Roma. No es de extrañar que la negativa cristiana a participar en esos cultos les acarreara la persecución y condenación como ateos y reos del crimen de lesa majestad en tiempos de Domiciano. Segunda persecución contra los cristianos que se extiende por varias provincias del imperio. Los cristianos se ven obligados a "enterrarse", casi literalmente. Los únicos lugares relativamente seguros son las catacumbas, cementerios subterráneos.
Apocalipsis de Juan. Las tres epístolas de Juan.
95
Comunidad judía de Palestina
Canon Palestinense.
Los judíos consideraban a los cristianos como herejes del judaísmo. No les gustaba que los cristianos usaran los libros sagrados del AT. Y para peor, los cristianos indicaban profecías del AT para justificar su fe en Jesús de Nazaret. Además, los cristianos empezaban a considerar sagrados, nuevos libros escritos últimamente. Todo esto fue motivo que impulsó a los judíos a cerrar definitivamente el Canon de sus libros sagrados alrededor del año 95 dC.
   Y en reacción contra los cristianos que usaban el canon largo de Alejandría con sus 46 libros del AT, todos los judíos optaron por el Canon breve de Palestina con 39 libros. Este hecho tuvo lugar, sin ninguna evidencia histórica, en un concilio que los judíos celebraron en Jamnia (ciudad judía ubicada a doce millas del sur de Juda) en 80/100 dC. Poco a poco, todo el judaísmo de habla y cultura hebrea fue aceptando sus decisiones.
    Los 7 libros escritos en griego (que están agregados a la Septuaginta), son rechazados por ser libros de origen no-judío y, por tanto, no considerados inspirados. Pero un argumento de canonicidad basado en el lenguaje se queda corto. Lo mismo ocurrirá con ciertos fragmentos de libros que fueron encontrados escritos en griego: fueron adicionados por lo judíos alejandrinos a la Septuaginta, pero la versión hebrea no los incluyó, por ser de origen griego. A la lista oficial de libros confeccionada por los judíos en esta ocasión, se llamará con el tiempo: “Canon Palestinense”, “Canon de Palestina” o “Canon de Jerusalén”.
(Esta será la versión que traducirá Martín Lutero al alemán en el siglo XVI)
Aunque Eclesiástico y 1 de Macabeos estaban originalmente escritos en hebreo y arameo.
Sin embargo, la discusión entre los judíos siguió por muchos años y sus decisiones no fueron universalmente reconocidas.
97
S. Evaristo, papa (97-105)
98
Trajano, nuevo emperador de Roma (98-117)
99
Fallece (con casi cien años de edad) el apóstol Juan –evangelista- en Éfeso.
100
Padres apostólicos: Bajo esta denominación, se comprende a una serie de escritores cristianos del siglo I o de principios del II y algún otro relacionado con ellos, caracterizados por una especial proximidad a los Apóstoles. Es una cercanía en el tiempo, hasta el punto de que algunos llegaron a conocer a los Apóstoles personalmente, o a través de alguno de sus discípulos inmediatos, lo que les hace testigos privilegiados de la primera tradición; si tenemos en cuenta que alguno de sus escritos es probablemente anterior al evangelio de San Juan, advertiremos hasta qué punto parte de esta literatura es temprana.
En la Didajé se citan los libros deuterocanónicos del AT.
100
Teodoción.
Revisión de los LXX. De esta revisión surgieron los textos masoréticos de siglos subsecuentes.
100
Años de unanimidad durante el cual no aparece ninguna duda, entre los escritos de los Padres apostólicos y de los escritores cristianos en general,  acerca de la autoridad y la inspiración de los libros deuterocanónicos del AT. Esta unanimidad de la tradición cristiana aún resalta más si tenemos en cuenta que la Iglesia  todavía no ha dado ninguna decisión oficial sobre el canon de las Sagradas Escrituras.