domingo, 26 de enero de 2020

FORMACIÓN DEL CANON S/LA HISTORIA. SIGLO II DE LA ERA CRISTIANA

FORMACIÓN DEL CANON S/LA HISTORIA. SIGLO II DE LA ERA CRISTIANA
          
SIGLO II
105
S. Alejandro, papa (105-115). Morirá martirizado.
107
S. Ignacio cita los libros deuterocanónicos del AT. y los futuros del NT.
110
Marción, un cristiano gnóstico escribió en el año 110 dC. que los cristianos deberían rechazar el AT y todo lo que era "judío" en los demás escritos cristianos, los obispos lo condenaron y reconocieron que las Escrituras Hebreas continuaban siendo revelación.
110
Hacia el año 110 dC, Plinio el joven, procónsul de Asia Menor, escribe a su amigo el emperador Trajano para exponerle su conducta con los cristianos que se multiplican hasta el punto de dejar desiertos los templos paganos.
112
El emperador TRAJANO, prohíbe, que se delate a los cristianos, pero sigue considerando el cristianismo como un delito. Quien es acusado públicamente de ser cristiano, puede ser castigado incluso con la muerte. Toda esta situación se ha considerado la “tercera” persecución general contra los cristianos por parte del poder imperial.
115
S. Sixto, papa (115-125)
Hacia el año 115 dC, el historiador romano Tácito describe las persecuciones de Nerón contra los cristianos después del incendio de Roma en el año 64.
120
Hacia el  año 120 dC, Suetonio, historiador romano, escribe  en su vida de Claudio que  éste “expulsó de Roma a los  judíos que se agitaban constantemente  bajo  el  impulso  de Chrestus”.   Así,  pues,  judíos  y cristianos  se  confunden entre    y  Cristo  es considerado  como  un agitador presente entre ellos.  Puede  relacionarse este texto con (Hech 18;2).
S. Policarpo cita los libros deuterocanónicos del AT. y los futuros libros del NT.
E. Bernabé cita los libros deuterocanónicos del AT. y los futuros libros del NT.
120-130
Papiro Ryland’s (De los tres más importantes)
El fragmento más antiguo del Nuevo Testamento está dentro del papiro Ryland’s, que contiene partes del Evangelio de (Juan 18) y es, por tanto, una copia escrita a menos de 30 años de distancia del original.
  Se llaman “papiros” por estar escritos en papiro (material de origen vegetal, más deleznable que el pergamino, por lo que solo se conservan los que han estado bajo condiciones ambientales favorables. 
    Llenan el hueco temporal entre los códices unciales más antiguos y la época de redacción del NT.
    De hecho, se cuenta con más de 2.500 manuscritos referentes al NT. Los más importantes son 266 códices mayúsculos o unciales, y 84 papiros. Algunos de ellos datan del siglo II, es decir, de una época muy inmediata al período en que el NT se compuso.  
      Teniendo en cuenta que las obras de la antigüedad clásica nos han llegado en versiones que se remontan hasta la edad media, podemos decir que el NT es, sin lugar a dudas, la obra de la antigüedad de la que tenemos mejor seguridad textual.
125
Aquila de Sinope
Nueva traducción de los LXX, siguiendo textos hebreos de manera literal.
S. Telesforo, papa (125-136)
130
Los ataques de los filósofos paganos provocarán la reacción de los intelectuales cristianos, que en sus discursos y escritos refutan las diversas acusaciones y aclaran las interpretaciones falsas sobre la vida y costumbre de las comunidades.  Por su carácter defensivo, a este grupo de escritores se los conoce con el nombre de “Apologetas” (defensores). En efecto, se da el título de «Apologistas» o «Apologetas» a los Padres, en su mayoría griegos, que desde la mitad del s. II hasta entrado el III se dedican sobre todo a defender con sus escritos el cristianismo de cara a los paganos. Son una generación que sigue a la de los Padres Apostólicos (siglo II); pero como género literario la «apología» antipagana sigue despierta durante todo el periodo de las persecuciones aun entre Padres que no llevan el título de Apologistas, como Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio de Cesárea y S. Atanasio.
En el s. II es importante el testimonio de Justino que nos dice cómo cada domingo en las asambleas litúrgicas, junto a las colecciones de los profetas se leen las “memorias” de los Apóstoles, es decir, los evangelios.
132
Tras la destrucción de Jerusalén en el 70 dC, el judaísmo tiene necesidad de afianzarse. La base de este afianzamiento será el Libro Sagrado y la tradición de Corte farisea.
    Quizá la figura que más contribuyó al resurgimiento del judaísmo sea Rabbi Aquiba, martirizado este año en los acontecimientos de la Segunda Revuelta judía.
     La evolución del texto hebreo a lo largo de los siguientes siglos registrará cambios como omisiones, adiciones, trasposiciones, compendios, aunque estos cambios no afectan a la sustancia. Por otra parte, estos cambios se observarán comparando el texto hebreo -el “Codex Leningradensis” que datará del año 1008/1009 dC- con la traducción de los Setenta, el Pentateuco samaritano y los manuscritos de Qumrán.                                                                          Desde el siglo I al 500 dC el texto se transmitirá invariablemente con las mismas consonantes (Texto consonántico fijado)
136
S. Higinio, papa (136-140)
140
S. Pío I, papa (140-155)
Los Padres de la Iglesia (o simplemente los Santos Padres) son un grupo de sacerdotes, teólogos y escritores eclesiásticos cristianos, obispos en su mayoría, que van desde el siglo I hasta el siglo VIII, y cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo. Para el protestantismo, los escritos emanados de la patrística son eminentemente testimoniales, corroborativos en la medida en que se sometan a una sólida exégesis de la Biblia.
Dentro del siglo II no se vislumbra dudas acerca de los deuterocanónicos. Todos los Padres de la Iglesia occidental reconocen y citan estos libros con el mismo peso que citan los protocanónicos, y nunca hacen distinción entre ambos.
Pastor de Hermas cita los libros deuterocanónicos del AT. y los futuros del NT.
150
Atenágoras (133-190 dC) Filósofo cristiano de Atenas, cita a Baruc como profeta reconocido.
S. Justino cita los libros deuterocanónicos del AT. y los futuros libros del NT.
155
S. Aniceto, papa (155-166)
163
Por estas fechas, los  cristianos  no  tenían  realmente  como Escrituras, es decir como escritos dotados  de autoridad, más que la ley y los profetas  por una parte  (que es lo  que se consideraba  como “las Escrituras” y lo que más tarde  se llamó el “Antiguo Testamento”), y por otra ciertas colecciones más o  menos elaboradas de textos destinados al culto y a la enseñanza: colecciones de relatos de milagros y palabras de Jesús, etc.  Es seguro que las cartas de Pablo circularon muy pronto con una fuerte nota de autoridad. 
Es con S. Justino, mártir, que, en el año 163, atestiguamos la existencia cierta de una colección de cuatro “evangelios”, colección que se ponía entonces en plan de igualdad con las santas Escrituras, gozando de gran autoridad entre los cristianos. En su “Diálogo con Trifón” expresaba que los judíos habían mutilado la Escritura.
Así pues, desde la segunda mitad del S.II existía un conjunto literario, que podríamos llamar el prototipo del Nuevo Testamento y que comprendía de forma equivalente: los cuatro “evangelios”, los Hechos de los apóstoles, las trece cartas de Pablo, I de Pedro y I de Juan.
Y es que la constitución  del canon  del NT se  hizo progresivamente,  a tientas, admitiendo ciertos libros y rechazando  otros.  Contribuyó a la nebulosa incertidumbre de  los primeros  años el  carácter circunstancial  de los escritos apostólicos.  La mayor parte  del NT está formada por epístolas de carácter local dirigidas primitivamente  a una Iglesia concreta, a un obispo, o a  un grupo reducido de iglesias vecinas.   Si a esto añadimos el arduo  trabajo que entonces suponía  la inscripción de los  códices y la azarosa navegación  que habían de sobrellevar antes de  venir a manos de  las   otras  Iglesias,  no   nos  parecerán  extrañas   las  primeras indecisiones.   Recordemos   el  cuidado   de  S.Pablo  en   rubricar  y autenticar algunas de  sus cartas por medio de las  grandes letras de su saludo final y  firma de su propia  mano.  Pero ni aún  esto siquiera se encuentra  en  todas  las cartas  de  Pablo,  ni  en  las de  los  otros apóstoles.
Pero lo  que es peor,  a veces con motivos  de edificación, a  veces con perversa  intención  de depravar  la  doctrina  apostólica, empezaron  a surgir escritos apócrifos que vindicaban  para sí la paternidad de algún apóstol.   Pero  la  gracia  del   Espíritu  Santo  no  faltó,  y  entre ambigüedades, y  aun errores,  se va  abriendo paso  la verdad  hasta la posesión firme e indiscutible con que hoy la gozamos.

165/185
Canon de Muratori.  Nombre de su descubridor en 1740.
Lista de libros santos que se hará célebre porque es prácticamente igual a la de los libros canónicos que posteriormente aceptará la Iglesia Católica. Se hallan en él enumerados todos los libros del NT, a excepción de la carta tercera de S. Juan, la de Santiago, las dos de Pedro y la de Pablo a los hebreos. Por diversas conjeturas se deduce que, en el fin del documento, hoy perdido, se incluían, al menos, la primera de Pedro y la de Santiago, citadas por el Pastor de Hermas, al que el fragmento hace alusión.
165
Corrientes heréticas
Corrientes heréticas de Montano, Celso, Porfirio y otros que, añadidas a la de Marción, urgen la determinación del canon del NT.
166
S. Sotero, papa (166-175)
169
Marco Aurelio, nuevo emperador de Roma (169-177)
170
Hacia el 170  encontramos por primera vez la expresión “Antiguo Testamento”, bajo la pluma de Melitón, obispo de Sardes.
Los cristianos hablaban de “La Ley de Moisés y los Profetas” (Hech 13;15) y también, algunos de ellos, añadían “los salmos” (Lc 24;44).
Melitón. En una carta, menciona los libros del canon hebreo a excepción de Ester.[]
170
Símaco hizo una nueva traducción de los LXX en la que buscaba mejorar la calidad de la redacción griega. Hasta este momento, todavía los libros, más tarde compilados bajo el término “Biblia”, circulaban por separado.
170-300
En los años anteriores, muchos cristianos han huido de Jerusalén perseguidos por los romanos y se han desplazado hacia Antioquía (Siria). Aunque en esta ciudad se hablaba griego, en el resto de Siria la gente hablaba siríaco. En el s.II creció tanto el número de cristianos siríacos que fue preciso, a finales de este siglo, traducir, para oriente Medio, las Escrituras a este idioma. Esta versión se conoce como la Peshitta que significa “simple” o “clara”.
170-300
Se traduce la Biblia al copto. El canon de la Iglesia copta es más amplio que los de otros grupos cristianos. El canon copto del Antiguo Testamento contiene todos los textos de la Biblia de los Setenta aceptados por la Iglesia católica, incluyendo también los libros aceptados por el canon más amplio de la Iglesia ortodoxa (es decir incluye también el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos) incluyendo además el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos. Sin embargo estos dos últimos libros no son reconocidos en el Patriarcado Copto de Alejandría, a pesar de estar en comunión con el resto de los Patriarcados Coptos que si mantienen el canon completo.
Este canon más amplio se justifica debido a que la mayoría de la Iglesia copta, mantiene íntegramente la Biblia de los Setenta o Septuaginta como su antiguo testamento, sin extraer ningún libro de ella, al contrario que el resto de confesiones cristianas, que han establecido el canon bajo otros criterios.
170
Alrededor de este año, el escritor sirio Taciano (120-173) combinó en un solo relato los cuatro evangelios que se aceptaban como inspirados. Su relato llegó a conocerse como el “Diatesarón” escrito en griego o siríaco.
175
S. Eleuterio, papa (175-189)
177
La amenaza de los bárbaros hace preocupar al poder romano por conseguir una sólida organización interna y ello es motivo de las persecuciones a los cristianos ya que se ve en ellos un elemento de desunión.
Marco AURELIO desencadena una cruel persecución contra los cristianos –“cuarta” persecución general- a quienes considera enemigos naturales del Imperio.
180
Desde 180 al siglo V en el Imperio romano está en uso la versión de la Biblia denominada “Itala Antigua” o “Vetus Latina” que proviene de la versión de los LXX para la mayoría de los libros del AT y de los originales griegos para los libros del NT y Sabiduría, 2 de Macabeos y Eclesiástico.
Vetus Latina es el nombre colectivo dado a los textos bíblicos en Latín, que fueron traducidos a partir del siglo II, desde la lengua griega (Septuaginta o Versión de los Setenta para la mayoría de los libros del Antiguo Testamento y originales griegos para los libros del Nuevo Testamento).
La frase Vetus Latina significa (versión) latina vieja en latín.
Es decir, no fue una traducción directa del hebreo.
La Vetus Latina, no fue traducida por una única persona o institución y ni siquiera se editó de forma uniforme. La calidad y el estilo de los libros individuales era variable.
189
S. Víctor, papa (189-199).  Primer papa de habla latina. Hasta este momento la iglesia romana era principalmente de habla griega.
190
S. Ireneo, obispo de Lyon y mártir, cita los libros deuterocanónicos del AT. También señala que los Hechos de los apóstoles son canónicos.
Por esta época, la colección de libros del NT es casi la misma en Oriente y Occidente.
Ya antes de finales del siglo II, san Ireneo, obispo de Lyon y mártir, afirma en un célebre pasaje que «dado que el mundo tiene cuatro regiones y son cuatro los vientos principales (…) el Verbo creador de cada cosa (…) revelándose a los hombres, nos ha dado un Evangelio cuádruple, pero unificado por un único Espíritu» («Contra las herejías», III 11, 8).
199
S. Ceferino, papa (199-217)
200
Clemente de Alejandría cita los libros deuterocanónicos del AT.
Tertuliano habla por primera vez de “Nuevo Testamento”.
En los primeros siglos de la Iglesia aún no se había determinado cuáles libros formarían el “canon” de la Biblia, que es la lista de los libros inspirados. Había mucha variedad en lo que se creía como inspirado. En algunas ciudades del Medio Oriente rechazaban la Carta a los Hebreos. Además, en este tiempo, había muchos escritos falsos. En Antioquía, en el año 200, se utilizaba el llamado “Evangelio de Pedro” (considerado actualmente como uno de los evangelios apócrifos). Enemigos de la Iglesia trataron de sembrar confusión y promover herejías a través de evangelios y epístolas falsos como por ejemplo el “Evangelio de Tomás” (promovido por los gnósticos), el “Evangelio de María Magdalena”, cartas de San Pablo no escritas verdaderamente por él.
200
Papiro Bodmer II (De los tres más importantes).
Casi todo el evangelio de Juan.