Los testigos de Jehová creen que el Cuerpo Gobernante está
dirigido por el espíritu santo de Dios, y como dicho Cuerpo ha declarado en
determinado momento que las transfusiones de sangre son malas, entonces es la
voluntad de Dios el rechazarlas. Si analizamos los muchos cambios que se han
realizado en esta doctrina, y que continúan hasta hoy, proporcionan poca
evidencia de haber sido guiados por el espíritu santo. Veamos un resumen.
En 1945 las transfusiones de sangre se declararon malas por
primera vez, aunque no se prohibieron directamente (“La Atalaya” 1/7/1945, págs.
199-200). No fue sino hasta la década de 1950 que la Watchtower específicamente
explicó su prohibición de las transfusiones de sangre.
En 1951 se aclaró con
gran detalle que un testigo no debe usar la sangre en ninguna forma, pero
seguía siendo una cuestión de conciencia y no era motivo para la expulsión.
Sin embargo, a partir de 1961, las
transfusiones de sangre se convirtieron en motivo de expulsión, destacando la
importancia que había adquirido esta doctrina de la Sociedad Watchtower (“La
Atalaya” 1/7/1961, págs. 414-416). Por otra parte, se especificaba claramente
que la ley de la sangre se aplicaba a toda la sangre y a sus componentes, tales
como las fracciones de la sangre y la hemoglobina (“La Atalaya” 1/2/1962, pág
93). (“¡Despertad!” 8/11/1982, pág. 25)
La
hemoglobina, componente principal de la sangre, es específicamente mencionada
como algo prohibido (“La Atalaya” 15/10/1992, pág. 31) (“La Atalaya” 1995 1/8/1995,
pág. 30)
Las
transfusiones de sangre son permitidas siempre y cuando la sangre se convierta
a fracciones menores. Cada cristiano, tras meditar profundamente y con oración,
debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia. (“La Atalaya”
15/6/2000, pág. 29-31) (“La Atalaya” 15/6/2004, pág. 19-23) (“Manténganse en el
amor de Dios” [2008], pág 216)
La
Hemoglobina se permite específicamente estableciéndose que es una decisión
personal (“Ministerio del Reino” de 11/2006, pág 5)
Seguro
que el tema de la sangre y concretamente el de las transfusiones está dirigido en
sus detalles por el Cuerpo Gobernante de los TJ, pero ¿Es posible en este tema
tan importante para los TJ aceptar que el espíritu santo (con minúscula para
los TJ) guíe a los miembros de este Cuerpo de una manera tan dubitativa,
variando de continuo sus resoluciones y dejando miles de muertos en el camino hasta
llegar a la situación actual? ¿Es esta la manera de inspirar de Jehová?