sábado, 2 de mayo de 2020

CONVERSACIONES CON LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ QUE LLAMAN A MI PUERTA

Desde los años 60 del pasado siglo he tenido ocasión de hablar personalmente con muchos testigos de Jehová (TJ). Siempre, en todos los casos, ha sido consecuencia de una llamada a la puerta de mi casa, o porque me han entregado alguno de sus folletos de divulgación.
La mayor parte de estos encuentros, todos, menos tres o cuatro que se prolongaron a lo largo de varios meses, siguieron el mismo proceso: Duraban de cuatro a seis semanas a reunión semanal. Los encuentros empezaban, por parte de los testigos de Jehová, con mucha simpatía, pero al paso de las semanas iban agriándose a medida que, al no estar personalmente de acuerdo con su doctrina -prácticamente no hay un solo punto en la doctrina de los testigos de Jehová que coincida con la de los católicos- procuraba demostrar, con la biblia en la mano, el porqué de mi postura y cual era mi punto de vista al respecto. A la tercera o cuarta semana, la relación se tensaba de tal manera que empezaban a surgir en boca de los TJ, frases como: ¡Solo busca pegas! ¡Busca tres pies al gato!, etc. Llegaba un momento en que la conversación era imposible y en un ochenta por ciento de casos, los TJ dejaban de venir -desaparecían- sin ninguna notificación al respecto.

No es que solo quieran hacer valer su punto de vista sobre cualquier cuestión bíblica que se considere, ¡es que hay que aceptarla sin discusión!, porque su interpretación, según el folleto, publicación o libro que corresponda, ¡no puede tener error!

Los TJ cumplen con el contenido de sus publicaciones que les dice que “cuánto más profunda sea su fe, más trabajo les costará de callarse lo que han aprendido (Jer 20;9). Verán cómo se sienten impulsados a hablar de Dios y sus propósitos (2Cor 4;13)” (”Qué enseña realmente la Biblia”, cap. 18, pág 177). Pero, claro, los TJ no tienen en cuenta que la Biblia también habla a sus oponentes y les dice exactamente lo mismo. ¿De qué lado está la razón? ¡Habrá que considerarlo!

Y, por otra parte, el TJ que llama a mi puerta debe estar dispuesto a presentar una defensa de su doctrina si le exijo una razón de su esperanza (1Pe 3;15) y esto requiere genio apacible y profundo respeto. Y viceversa, claro.

Finalmente, los TJ han de tener en cuenta, además que, a pesar de que el “esclavo fiel y discreto” es para ellos su intermediario ante Jehová que les proporciona la interpretación “exacta” que deben hacer de los textos bíblicos -no es que la Biblia se interprete sola como suelen repetir algunos  TJ- han tenido que corregir infinidad de veces sus interpretaciones, o, de no hacerlo, se han visto obligados a modificar el texto bíblico, e incluso la cronología histórica, para mantener una cierta coherencia en su
doctrina. Así mismo lo reconocen los TJ en (La Atalaya 1/12/2002, pág13-18):"Aunque al esclavo se le llama “fiel y discreto”, Jesús no dijo que sería infalible. Este grupo de fieles hermanos ungidos siguen siendo cristianos imperfectos. Aun teniendo las mejores intenciones, pueden equivocarse, tal como lo hicieron a veces los hermanos del siglo primero" (Hechos 10:9-15; Gálatas 2:8, 11-14)