Los
testigos de Jehová (TJ), en JW.org, y bajo el título “La esperanza real de
un mañana mejor”, reseñan los grandes problemas actuales de la humanidad,
indicando cual es la solución que para cada uno de ellos ha fijado la Biblia y,
por tanto, de qué manera, desde su punto de vista, van a solucionarse en el
Nuevo Mundo.
Los TJ creen que Dios concederá después del Armagedón a todos los que sigan con vida en la tierra -ahora mismo unos diez millones- , y a todos aquellos, justos e injustos, en una cantidad que muy bien podría alcanzar la cifra de sesenta mil millones que vayan resucitando a lo largo de los mil años de juicio que seguirán, una forma maravillosa de vida que sustituirá a la que Dios quería para el hombre cuando lo creo en un principio, y que resarcirá, de alguna manera, de la multitud de problemas que actualmente se sufren en el mundo.
Por ejemplo, ante la falta de vivienda, los TJ leen en la Biblia que “se construirán casas y se vivirá en ellas” (Is 65;21) y, por lo tanto, concluyen, todo el mundo tendrá su propia casa.
Pero
los diez millones de TJ que, desde un primer momento seguirían vivos en la
tierra, tendrán como su principal misión disponer la tierra para hacerla
habitable.
De entrada, habrán de construirse miles y miles de casas, sin
proyecto inicial general y sin vehículos, ni maquinaría de construcción, ni
empresas organizadas. ¿Cómo se distribuiría el trabajo?, porque se necesitaría
de todo: barrenderos, albañiles, basureros, electricistas, ingenieros de todas
las categorías, conductores, etc.
Observando las ilustraciones que aparecen en la mayoría de las
publicaciones de los TJ, éstas ocultan las verdaderas necesidades, resultando
engañosas e irreales. ¿Dónde están las carreteras, los coches, las fábricas de
todo tipo, los bidones de basura, etc.? Sin todo ello, será imposible la vida
que nos sugieren la infinidad de dibujos que sobre este aspecto han aparecido,
a lo largo de los años, en las páginas de las revistas de los TJ.
Además del milagro continuo que subyace en
esta preparación del paraíso, los TJ nos dicen que Dios
"proveerá un clima apropiado para cultivar siembras y criar
ganado, y se encargará de que las siembras y el ganado estén protegidos
contra las enfermedades y perjuicio". Todo esto está en
contra de lo que nos dicen los propios TJ en ("De paraíso
perdido a paraíso recobrado", pág 18): "El fin del
sexto día creativo significa que Dios dejará de hacer cosas
para la tierra ... pues Dios descansa en este séptimo
día de toda la obra que había hecho... Por eso él no ha
hecho ninguna cosa nueva aquí desde que terminó el sexto día
creativo, hace casi seis mil años... y él continuará descansando
de hacer obras creativas hasta que terminen los mil años que quedan
de su séptimo día". Sin olvidarnos de lo que nos dice ("La
Atalaya" de 1.9.68, pág 518), con relación a los resucitados: "Dios
recreará con exactitud infalible en un cuerpo la personalidad
idéntica que amigos y parientes reconocerán como el amado
que perdieron en la muerte". ¿En qué quedamos?,
¿Dios descansará en su obra creativa hasta que termine el
Milenio, o deberá currar a lo largo de todo el milenio? Resucitar a todos
los justos e injustos representará miles y miles de nuevas personas diarias imperfectas
que deberán ser acomodadas, alimentadas y enseñadas.
Los TJ, ante
el problema del desempleo y la pobreza, nos dice que leen en la Biblia: “Mis
escogidos disfrutarán al máximo del fruto de su trabajo” (Is 65;22) lo que
quiere decir que “todas las personas tendrán un trabajo que les guste y que
las haga sentirse realizadas”.
¿Es el paraíso de los Testigos, un volver a reandar todo lo que el
ser humano ha andado hasta nuestros días? ¿Es volver a nuestros orígenes,
cuando el ser humano no se movía apenas de su hábitat, trabajaba la tierra con
sus propias manos, y vivía de lo que cultivaba? Si cada testigo de Jehová va a
tener unas hectáreas donde vivir, va a necesitar máquinas para trabajar la
tierra. ¿Hemos observado cómo un labrador cultiva, trabajando día y noche en su
pedazo de tierra? ¿O es que, en el paraíso, las patatas, el trigo u otros
cultivos saldrán solos, sin riego, sin abonos, sin recogida, etc.? Por otra
parte, si para alguien, realizar el duro trabajo del campo es un paraíso, sabemos
que, para millones de personas, tener la perspectiva de realizar esa labor para
siempre, eso, en vez de un paraíso, es un infierno eterno… Y si otro tiene que trabajar
para que yo viva y coma ¿no volveremos a las andadas?
A continuación, se trata de las injusticias, de la delincuencia, de
la violencia y de las guerras. Los TJ leen en la Biblia: “Príncipes
gobernarán con justicia”, “Nadie nos asustará”, “Las naciones no alzarán la
espada unas contra otras” (Is 32;1) (Is 2;4) (Miq 4;4) etc., por lo que, concluyen,
“a nadie se le tratará injustamente por su raza o su posición social”, “todo el
mundo se sentirá seguro porque ya no habrá gente mala”, “ni se llorará la
muerte de seres queridos”.
Está claro que, en esta interpretación del Nuevo Mundo, las
relaciones pacíficas dependerán del grado de perfección y voluntad no solo de
los príncipes gobernantes, sino también de todos los habitantes en general. No
hay que olvidar que, según los TJ, a lo largo del milenio se darán casos de
personas que deberán ser cortadas, antes de que llegue el final, debido a su
mal comportamiento y que, al final, gente en cantidad como las estrellas del universo,
se opondrán al propio Dios.
Finalmente, los TJ leen en la Biblia: “Ningún habitante dirá estoy
enfermo” (Is 33;24) Es más, “la muerte ya no existirá” (Ap 21;4)
Interpretar los profetas y los salmos queriendo que sus palabras nos proporcionen para el futuro la garantía de una vida feliz, de acuerdo con los parámetros actuales de felicidad, es cerrar los oídos a la Palabra de Dios que nos está prometiendo, de continuo, un Reino de Dios o de los Cielos que no tiene nada que ver con nuestro mundo actual, sino que es infinitamente superior e imposible de captar con nuestros sentidos y con nuestra inteligencia, y que para introducirnos en su comprensión, lo hace a través del profeta presentándonos al máximo de la perfección las cosas de este mundo que aquí nos harían sumamente felices: salud, comida, amistad, vivienda, familia, etc. pero que sólo son un símbolo de lo que se nos está prometiendo en realidad. Por eso San Pablo nos dice que “el corazón humano no puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman” (NC). O dicho de otra forma por los propios TJ: “No se ha concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman” (NM) (1Cor 2;9). Los TJ, sin embargo, a pesar de sus propias palabras, creen haberlo imaginado y concebido…