¿LAS ORACIONES REPETITIVAS SON UNA VANA REPETICIÓN CONDENADA EXPLÍCITAMENTE POR JESÚS?
s /TJ:
Según los
testigos de Jehová, así es en (Mt 6;7)
Análisis:
Veamos su
contexto:
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los
hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa
de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas
tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y
en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya
tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y
tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores,
no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas
y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto
os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mt 6;1-6).
Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los
hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les
aseguro que éstos ya han obtenido toda su recompensa (Mt 6;16).
(Mt
6;7) se encuentra entre todos estos
versículos, por lo que es necesario entender todos en conjunto para poder dar
un sentido exacto a dicho versículo. En ellos, se está haciendo una comparación
o contraste entre la verdadera piedad y la falsa o hipócrita. Es decir, se está
hablando de no caer en el orgullo pretencioso, en la irreverencia a las obras
de piedad y caridad cristiana, que es lo que hacen los hipócritas.
A estos mismos, a los fariseos judíos se les acusa de
pretenciosos también en estas otras citas:
Tengan cuidado de los maestros de la ley. Les gusta
pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas, ocupar los
primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. Se
apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para
impresionar a los demás. Éstos recibirán peor castigo. (Mc 12;38-40) (Lc 20;46-47).
Es decir, que se critica a los fariseos por ser presumidos, por querer
aparentar ser los más religiosos, ocupando primeros lugares, haciendo largas
oraciones, etc. No se critica en sí, hacer las largas oraciones, sino lo
ostentoso, lo presuntuoso, y es esto lo que el Señor recrimina y critica
también en los versículos anteriores. Es en este sentido, en el que debe
entenderse el versículo (Mt 6;7). No podemos pronunciar las oraciones
sin el debido respeto ni reverencia a Dios, Jesús se refiere a la disposición
interna en la oración (Is 1; 11-15) (Mt 7;20-23; 15;9). Esta disposición
interna, es la que sale del corazón, el cual conoce Dios y de ahí pueden salir
cosas “vanas”, sin fondo, parloteo sin sentido solo por
sentirnos presuntuosos o presumir de nuestras oraciones, eso es en sí lo que se
está criticando en (Mt 6;7). En otras palabras, no debemos orar como lo
hacía el fariseo (Lc 18;9-14).
Otra forma de comprobar todo este tema es continuar leyendo (Mt 6;7): Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos´.
Además existe un error de traducción en la Biblia Reina Valera justamente en este versículo, puesto que la palabra usada para "vanas repeticiones" en (Mt 6;7) es “βατταλογησητε” , esta palabra es la única vez que se usa en la Escritura, y significa, hablar largamente, parlotear, charla tediosa. La traducción de la Reina Valera es mala o al menos tendenciosa, pues insinúa que el “repetir palabras” significa hacer algo vano y sin sentido condenado por Cristo.
Jesús dice que los gentiles piensan que son oídos por
su “palabrería”, en griego: “πολυλογίᾳ” que
significa, “muchas palabras” hablar mucho. Esto demuestra realmente que lo que
se condena es el uso de muchas palabras “vanas”, y no las repeticiones en sí.
En la Biblia tenemos ejemplos de oraciones paganas, veamos dos casos:
Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el
nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: !Baal, respóndenos!
Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando
cerca del altar que habían hecho. (1 Re18;26)
Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas
conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el
mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse
el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
(1Re 18;28-29)
Aquí se puede ver como los gentiles clamaban sin cesar a Baal, pero este no les
respondía, porque Baal simplemente no existía. Eso es vana palabrería, decir
palabras a alguien que no existe.
Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por
dos horas: !Grande es Diana de los efesios! (Hech 19;34)
Diana era una diosa de los Efesios, una diosa que no existe, pero los gentiles
de Éfeso la invocaron durante dos horas, este también es otro caso de vana
palabrería, porque se dirige a un falso Dios.
La charla tediosa, sin sentido, las vanas palabras también son criticadas
duramente en las Escrituras:
Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en
error. (2Pe 2;18)
Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad. (2Tim 2;16)
Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de
Dios sobre los hijos de desobediencia. (Ef 5;6)
Nuevamente queda probado que lo que se critica en (Mat 6;7) son las
palabras infladas, sin sentido, o vanas, no las repeticiones ni la duración de
los rezos.
Finalmente, el mismo Jesús nos dio ejemplo de que
podemos repetir palabras al orar:
Y adelantándose un poco cayó sobre su rostro y oró: "Padre mío, si es posible, que esta copa se aleje de mí; pero no sea como yo quiero, sino como tú." (Mt 26:39) De nuevo, por segunda vez, se fue y oró: "Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad." (Mt 26;42) Así que, dejando de nuevo, se fue y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. (Mt 26;44) (Mc 14;39).