QUÉ SENTIDO TIENE LA VIDA (de La Atalaya 2019/3, pág 6,7)
ESTAMOS
DISEÑADOS PARA VIVIR ETERNAMENTE
¿A quién no le gustaría tener
una vida larga y feliz? Sería maravilloso vivir para siempre disfrutando de
buena salud y felicidad. Podríamos pasar más tiempo con nuestros seres
queridos, viajar por todo el mundo, desarrollar nuevas habilidades, ser cada
vez más sabios e investigar a fondo cualquier tema que nos interese.
¿Es este un deseo antinatural?
En absoluto. La Biblia nos dice que Dios puso ese deseo en nuestro
corazón (Eclesiastés
3:11).
Y también nos dice que “Dios es amor” (1 Juan
4:8). Teniendo en
cuenta eso, ¿sería lógico que Dios nos creara con un deseo que no pudiéramos
cumplir?
Nadie quiere morir. De hecho, la Biblia dice que la muerte es un “enemigo” (1 Corintios 15:26). A veces llega pronto, otras veces llega más tarde, pero nunca falta a su cita. A muchas personas no les gusta pensar en la muerte, incluso les da miedo. ¿Lograremos vencer algún día a este enemigo?
RAZONES
PARA TENER ESPERANZA
¿Sabía que Dios nunca quiso que los seres humanos murieran? El libro bíblico de Génesis demuestra que Dios quería que viviéramos para siempre en la Tierra. Jehová preparó nuestro planeta cuidando hasta el más mínimo detalle. Entonces, creó al primer hombre, Adán, y lo puso en un paraíso, un jardín situado en Edén. A continuación, Dios vio “todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno” (Génesis 1:26, 31).
Adán fue creado a la imagen de Dios; era un hombre perfecto (Deuteronomio 32:4). Su esposa, Eva, también era física y mentalmente perfecta. Jehová les dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28).
Lograr que sus descendientes llenaran la Tierra tomaría tiempo. Para cumplir con el propósito de Dios, Eva tendría que dar a luz hijos, y estos, a su vez, tener más hijos hasta que la Tierra estuviera completamente habitada (Isaías 45:18). Si Adán y Eva no iban a ver realizado el propósito de Dios y solo iban a vivir para ver a sus hijos y tal vez a sus nietos, ¿sería lógico que Jehová les diera ese mandato?
Piense ahora en la tarea de tener a
los animales en sujeción. Adán tenía que poner nombre a los animales, y eso le
tomaría bastante tiempo (Génesis 2:19). Además, para saber cómo cuidar
de todos los seres vivos, tendría que conocerlos bien, lo que seguramente le
exigiría mucho más tiempo.
Por lo tanto, los dos mandatos que Dios dio a Adán y Eva —tener en sujeción a los animales y llenar la Tierra— demuestran que los creó para que vivieran mucho tiempo. De hecho, Adán vivió muchos años.
ANÁLISIS
(Primera consideración): Sí, esto es lo que dice la Biblia, pero no lo que dicen los TJ. Los TJ nos dicen que: “… millones de personas tendrán la oportunidad … tendrán la esperanza … tendrán la posibilidad de vivir para siempre en paz … cuando sean resucitados. Para ello va a haber resurrección así de “justos” como de “injustos”. Estos resucitados dispondrán de mil años, no de 60, 70 u 80 años como en la actualidad, para demostrar su apoyo al reino de Dios. Y es que el juicio divino no solo no habrá acabado, sino que apenas habrá empezado.
(Segunda consideración): Por fin, después de los mil años ¿ya todo se habrá acabado? No, todavía no.
¿Pero no serán ya todos “perfectos”? Sí, pero faltará el acto final, el examen definitivo. Faltará la demostración palpable de que esta perfección es verdadera, es positiva.
Para ello se dejará que Satanás y sus demonios salgan del abismo donde han estado durante los mil años, para que tienten a quienes han conseguido pasar con nota la prueba de los mil años de juicio. ¿Qué resultado tiene esto? -se preguntan los TJ en “Usted puede vivir …” (pág 183)- La Biblia responde: “El número de los que se revelen será como la arena del mar” (Ap 20;8). Los TJ interpretan: “La Biblia muestra que Satanás logra apartar a “algunas” personas de servir a Jehová. Estas serán como la “arena del mar”, lo que significa que es una “cantidad indeterminada”.
Es evidente que la expresión “arena del mar” significa una “cantidad indeterminada”, pero, como mínimo, una cantidad -como los propios TJ describen refiriéndose a esta misma referencia bíblica en (“La Atalaya” de 1/12/2002, pág 29)- “de proporciones considerables lo suficiente grande como para representar una amenaza”, una cantidad que muy bien podría ser enorme o inmensa, pero que jamás podría adjetivarse como “algunas”.
(Tercera consideración) ¿Se refiere la resurrección de “justos” e “injustos” a personas que han sido tales en esta vida, o sea, “buenos” y “malos” en general?
Sí, esto es lo que dice la Biblia, pero no lo que dicen los TJ. Los TJ nos dicen que resucitarán los “justos”, o sea los “buenos”, y los “injustos”, o sea, solo los malos que lo han sido por su ignorancia de las leyes de Jehová. ¿Y qué haremos con el resto? Pues en general -según los TJ- serán destruidos, no resucitarán, por lo que su vida será definitivamente truncada, no vivirán eternamente.